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lunes, 17 de mayo de 2021

Inspiración ♥ (o mi eterna obsesion con Romeo y Julieta)

Sí, ya sé que llevo meses desaparecida. Concretamente dos, porque creo que mi última (ahora penúltima) entrada es de mediados de marzo. Cuando aún hacía frío y podía una acurrucarse bajo la mantita para leer y ver series. ¡Ay, invierno! Aún no llega el verano y ya te estoy echando de menos 😔.
Pero bueno, afrontemos la estación. Más que nada porque no hay otra; no es como si se pudieran saltar meses a capricho. Tenemos que vivirlos todos y, oye, eso tampoco es malo sino todo lo contrario.
En fin, vamos al lío; que sigo con mi manía de enrollarme como una persiana. 
Este tiempo en el que he estado sin dar señales de vida no ha sido para nada improductivo. De hecho, el caso es justo el opuesto; he estado trabajando a destajo, escribiendo y disfrutando muchísimo con ello. ¡Y he acabado una novela!
¡Aplausos, por favor! Y vamos a lanzar serpentina también, que me hace ilusión 😋.
La concluí hace una semana, y ahora estoy con un nuevo proyecto que me hace muchísima ilusión. Uno que, si consigo llevarlo a puerto, sé que se convertirá en una de esas historias especiales para mí como autora. Estoy convencida porque tiene una influencia super importante para esta romántica tonta que te escribe.
La magia de las novelas, de las películas... de las historias, en general, reside en que aquellas que nos gustan muchísimo nos hacen suyos; se quedan en el alma y ya jamás nos abandonan. Nunca nos cansaremos de ellas. Una de mis inolvidables es (aquí viene la sorpresa, porque no lo he dicho nunca; ¡qué va! 🙄) Romeo y Julieta. Y, bueno, los archiconocidos amantes de Verona son la influencia directa del par que me están contando su historia en este momento para que la ponga en el papel. Aunque a ellos les aguarda un final infinitamente más feliz que a sus referentes, de eso me ocupo yo. Que soy dramática, pero no trágica.
La inspiración me ha llegado de improviso, aunque supongo que era de esperarse. Llevo meses obsesionada (o retomando mi obsesión, mejor dicho) con la que es mi adaptación favorita del clásico de Shakespeare. Un musical francés de 2001 que se titula Romeo et Juliette: de la haine a l'amour. 
Me encanta. ¡LO-A-MO! Ha sido así desde hace años, cuando lo descubrí siendo una adolescente. No sé por qué desde principios de este 2021 me he vuelto a sumergir en él con la intensidad de aquellos tiempos mozos míos. Será porque se cumple el veinte aniversario del show y está de celebración. Ahí donde lo ves, esto en el país galo fue un fenómeno que estuvo a la altura de los UPA Dance aquí 🤣. No es exageración ni broma, estoy diciendo una realidad. 
Y como es parte de mi vida, mención especial en mi particular imaginario romántico, me apetece mucho sumarme a los festejos. Así que pongo mi particular granito de arena y esta entrada va dedicada a mis Romeo y Julieta que cantan en francés. Y a todos esos detalles por los que los prefiero a ellos sobre los demás.
Lo pongo en plan lista, que queda menos emotivo pero mucho más claro: 

Cécilia Cara y Damien Sargue como Romeo y Julieta
en el musical Romeo et Juliette: de la haine a l'amor.
No pueden ser más guapos, ni más intensos.

 
Es un musical
Esto ya es un buen punto para ganarse mi corazón. ¿No crees que los números musicales agregan un extra de magia a las historias? Por favor, no me vengas con que eres una de esas personas (extrañas y grises) que no entienden que los personajes estén hablando y, de buenas a primeras, se pongan a cantar y bailar. Ni que todos alrededor dejen de hacer lo que estaban haciendo para seguirles el rollo con la coreografía y los coros. A ver, que lo respeto, eh; convivo con alguien que es así. Pero... si no te gusta el musical... ¡No sabes lo que te pierdes! 
La música es el mejor canal de comunicación emocional que existe. Cuando acompaña a la palabra, esta se abre paso para llegar al corazón más rápido y se clava más profundo. La alegría, la tristeza, el amor... Todas las emociones vibran con más intensidad al amparo de unos buenos acordes.

La puesta en escena es súper visual
Otro detalle que también me encanta es el uso del color para diferenciar a los Capuleto (rojo) de los Montesco (azul). De este modo, el publico sabe en todo momento quién es quien sobre la escena; quienes pertenecen a un clan y quienes al otro. Esto es fácil de identificar con los personajes relevantes, pero al hablar de los figurantes estaríamos perdidos de no ser por este distintivo. Teniendo en cuenta que ambas familias pasan toda la obra peleando, un recurso aparentemente tan simple es de gran ayuda. Por no hablar de que sirve como elemento divisor, separando aún más a las casas de nuestros trágicos amantes. 
Por otro lado, la muerte aparece personificada. No habla, por supuesto, incluso podríamos decir que no interactúa con los personajes. Pero los asedia, está presente en todo momento y conecta al espectador con el mensaje que Shakespeare quiere transmitir en esta historia. Yo soy de las románticas, pero sé que el poeta inglés se enfadaría conmigo si supiera la interpretación que me gusta hacer de este trabajo suyo en concreto.

La reinterpretación del personaje de Romeo
Mi adaptación favorita esta protagonizada por el que es, también, el Romeo que más me gusta de todos. Y no lo digo solo porque Damien Sargue sea uno de los chicos más guapos que he visto en toda mi vida, que lo es (lo siento muchísimo DiCaprio, pero el título del más guapo de Verona te lo han quitado). Lo que pasa es que aquí el personaje presenta un matiz más heroico que el que encontramos en el texto original. Para empezar, no existe ninguna Rosalina, por lo que él no aparece como el chico voluble que cambia sus sentimientos (que juraba que eran sinceros, pero a la vista está que tenían menos profundidad que un charco) en el mismo segundo en que conoce a Julieta. 
Hago un inciso para darte un consejo: jamás te fíes de alguien que varía sus sentimientos con tanta facilidad. ¡Nunca!
El Romeo de Shakespeare es un jovenzuelo inmaduro, enamoradizo y muy Dramaking. En este musical, aunque se sigue presentando a un muchacho muy joven (Damien tenía solo 17 años cuando interpretó el papel por primera vez, aunque no lo parezca; ¡madre de Dios, cómo estaba el niño!) es alguien mucho más centrado. Es consciente del mundo que le rodea y de las consecuencias que podría llegar enfrentar por su modo de vida. 

Teobaldo enamorado de Julieta
Y esto no es un punto, ¡es un señor puntazo!
Que me disculpe don William, que no son ganas de enmendarle la plana ni mucho menos. Shakespeare es The King; así, sin más. Aún así, que no se le ocurriese llevar una trama en la que Teobaldo estuviera enamorado de su prima Julieta... ¡Eso es un fallo que se solucionó gracias a este musical!
Hala, ya está; ya lo he dicho. Que me lapiden los puristas, pero este cambio respecto al original me parece genial y, de hecho, muchas pelis posteriores han seguido esta línea al versionar la obra. Por ejemplo, la adaptación de 2013 protagonizada por Hailee Steinfeld y Douglas Booth. O la miniserie que hizo Telecinco hace unos años, con Martiño Rivas y Alessandra Mastronardi como los jóvenes (sí, jovencísimos; pero no adolescentes, que es lo reclaman ambos papeles 😒) amantes.
La verdad es que a mí este Teobaldo me gusta muchísimo, quizás porque también se nos permite conocerlo más en profundidad de lo que usualmente nos dejan hacerlo. Tiene dos solos, dos canciones, en las que habla de su vida, de cómo se siente, y la verdad es que da bastante pena y resulta imposible no empatizar con él. 
Me encanta este Teobaldo, ¡y no me he dado cuenta hasta que me he puesto a escribir esta entrada😱! 

Toda Verona está al tanto del amor de Romeo y Julieta:
Algo de este musical que me resulta muy curioso es que, aquí, parece que desde el principio todo el mundo está al tanto de que Romeo y Julieta se gustan y hay algo entre ellos. Los rumores corren por las calles y, obviamente, eso no gusta ni a los Capuleto ni a los Montesco. De este modo se produce un choque, no ya entre clanes sino de los propios protagonistas con su gente. A Julieta no la vemos en esta situación, pero Romeo si aparece en escena siendo cuestionados por los suyos. Incluso Mercucio y su primo Benvolio, sus amigos del alma, lo increpan y lo intentan forzar a olvidar sus sentimientos. 
De este modo se refuerza el concepto del amor prohibido y este se convierte en detonante del duelo entre Teobaldo y Mercucio que origina la tragedia, añadiendo una dimensión más emocional y humana al enfrentamiento. 

La despedida de Julieta
El final del musical es el que todos conocemos, el mismo que en la obra de teatro. No te hagas ilusiones, esto no es Disney. Aquí Romeo, por muy maduro que sea, sigue con su vena Dramaking y se lanza de cabeza al suicidio. También es rápido en la ejecución, el jodio, y no se espera para tomarse el veneno el tiempo suficiente hasta ver despertar a su amada. 
Por favor, ¡con la fácil que habría sido evitar la tragedia! Es que, cada vez que lo pienso, me pongo malísima. 
Anda, hijo de mi vida, que ya te podías haber quedado contemplándola un ratito más que para eso te parecía guapísima. ¡No veas el disgusto que nos habrías ahorrado!
Nos volvemos a quedar sin huida de los enamorados a lomos de un caballo blanco bajo los primeros rayos del amanecer (siempre los imagino así, en mi mente la historia termina de este modo 💖). Pero, a cambio, tenemos un solo de Julieta que nos hace llorar con más amargura (ya te digo que, a mí, cualquier palabra cantada me llega el doble; así que te puedes imaginar que clase de fuente soy en este momento). La canción tiene unos versos muy bellos, muy sentidos y también muy heavies. En un par de momentos Julieta se dirige al público, a nosotros, y nos dice que no sintamos pena por ella; es ella quien la siente al mirarnos, pues ve a gente que no sabe de amor. 
¡Bueno! Me voy a echar a llorar recordándolo. ¡Soy una ñoña!

Puedo seguir dando motivos, soy muy capaz de extender la lista hasta el infinito y más allá. Pero, al final, todos ellos se unifican en una idea: este musical es muy especial para mí, tiene un gran valor sentimental. Durante una época de mi vida estuve completamente obsesionada con él y, repito, vuelvo a las andadas. Damien Sargue y Cécilia Cara siempre me han regalado buenas dosis de inspiración a la hora de entrar en el mood adecuado para escribir escenas románticas. Ahora, con más motivos. 
El musical, como he dicho, fue un exitazo y ha tenido réplicas en medio mundo. Una que también fue muy buena (de hecho supera al francés en muchos aspectos, aunque mi amor incondicional lo mantenga en la cúspide del olimpo de mis preferencias) es el italiano. Si ya es un plus de magia oír a Romeo y Julieta en su idioma, la puesta en escena es maravillosa y el elenco fabuloso. Soy super fan del príncipe Escalo, Mercucio y Teobaldo (¡actorazos!, dan un matiz muy personal a sus personajes y los llevan al límite de un modo que ralla la locura); les roban el show a Romeo y Julieta por completo. Aunque estos también hacen una pareja muy cuqui y bastante más apasionada que sus homólogos franceses. ¡Menudos agarrones se dan en pleno escenario, Jesús bendito! Y qué besos 💞.




Damien y Cécilia eran mucho más modositos, que aún no habían cumplido la mayoría de edad y los responsables del espectáculo no querían problemas. Pero me encanta la pasión que derrochan estos dos.  
Bueno, pues creo que ha quedado claro que me maravilla este espectáculo, ¿no? Así que, si tienes ocasión de verlo... ¡Pues lo ves, leches! No te lo puedes perder. 
Yo hago un llamamiento, a ver hay algún productor que lo traiga a la escena española. Porque sí, el musical se ha representado en medio mundo; pero aquí, en España, no. ¡Ya es mala suerte 😔!

sábado, 27 de febrero de 2021

Ser romántico: ¿una enfermedad que se cura con el tiempo?

Dicen que así sucede con la juventud. Solo tienes que esperar unos añitos y, oye, se te pasa 😛. Pero el ser romántico,  idealista, contestatario... Son rasgos que se suelen asociar a esa etapa de la vida en que los años aún no se nos han acumulado lo bastante para comenzar a pesarnos. Así que, ¿debemos asumir que también se quedan en la adolescencia o nuestros primeros veinte?
Ufff... He comenzado el post en un plan melancólico-depre, ¿no? ¡Ay! Perdón,  es que hace nada he cumplido años 😅. Aunque lo que me ha llevado a formularme la pregunta que da título a esta entrada no ha sido la nueva castaña que me ha caído encima, sino la serie/telenovela que estoy viendo actualmente. 
Sí; he comenzado el año de enganchada a la ficción televisiva total. Así ando, que de escribir poco. Me la paso sentada frente a la pantalla, y no la del ordenador precisamente🤦‍♀️. Luego... ¡A ver si soy capaz de quejarme!
En fin, la serie que me tiene convertida en una desertora de la escritura (hoy por hoy) es esta: 



Love in Chains, o Encadenada, como la han traducido en España, es una teleserie ucraniana que despertó mi interés desde las primeras promos que se revelaron de ella en mi país. Eran bieeeeen intensitas y, claro, ya se sabe que a mí un amor sufridísimo... Pues eso, que me mola horrores. ¿Para qué vamos a reír cuando podemos llorar amargamente 😛?
Es para matarme, lo sé. Pero así soy yo.
Bien, pues en la primera semana me bebí los 24 capis de la primera temporada. De modo que sí: me estaba gustando mucho. En su comienzo me pareció una maravillosa producción, con una historia sólida que recuerda mucho a las novelas clásicas y contaba, además, con una ambientación que reproduce bastante bien la época en la que transcurre la acción. ¡Oh! ¡Qué gustazo ver una producción histórica bien contextualizada! La historiadora que vive en mi interior, aplastada por el desempleo,  dio palmas con las orejas de pura satisfacción.
¿Sobre el argumento? Pues durante la mayor parte de la primera temporada se nos presenta la historia de amor (¿imposible?) de Katerina, una sierva criada como una dama por su señora, y Aleksey, un joven de familia noble pero venida a menos.  Una relación marcada como prohibida desde sus cimientos que, por si fuera poco,  deberá sortear un plus de obstáculos cuando Grigori, hijo de la señora de Katerina, vuelva al hogar familiar y se prende de la muchacha. 
En el siglo XIX ya había especímenes a los que les costaba entender que cuando una mujer dice 《no》 lo que quiere decir es justamente eso: 《no》, y punto. 
Vale; pues todo muy bien, muy bonito y decimonónico. El tipo de serie que a mis 15 años habría disfrutado como una loca. Porque mira que me gustaba a mí un vestidazo de estos que llevan las mujeres de Encadena en mis años mozos. ¡Con el agobio que me generan ahora solo de imaginarme dentro de uno! Y mi opinión sobre corsés y demás parafernalia no es lo único que ha cambiado en estos años. Creo (y esto es algo de lo que me he dado cuenta viendo esta serie) que mi idea del amor romántico también lo ha hecho. A eso, precisamente, viene el que esté ahora escribiendo esta entrada. 


La verdad es que la parejita protagonista (o eso parecía que eran durante casi toda la primera temporada, repito) de este romance me puso un poquito de los nervios. Concretamente, era Aleksey quien me los alteraba. 
A Katerina la toleré más. Ella tiene solo 18 años (aunque, aquí entre nosotros y sin ánimo de ser criticona, la niña aparenta muchos más) y su edad, y la educación que tuvo como mujer en la época que le tocó vivir, justifican que a veces fuera un poco boba. Además, conforme avanza la trama descubre cosas que la hacen entender que ha vivido engañada. Su lucha no es solo por amor, sino por justicia hacia sí misma. No tiene por qué ser considerada hacia nadie más. Aleksey, en cambio...
Primero cabe destacar que el chico se enamora desesperadamente de Katerina en un primer encuentro pasado por agua (llovía a mares, ¡cómo mola! 🥰). Y vale, me parece bien; si yo ya he dicho que soy muy pro instalove. Me encantaría conocer a un señor y, en cinco minutos  o menos, tener la absoluta certeza de que ¡oh! ¡Es él! Lo veo improbable y poco sensato, pero la ficción es sueño. ¡Soñemos pues! Lo que ocurre es que este mozuelo ya estaba loca y ardientemente enamorado de otra mujer, una muchacha de nombre Natalia, antes de conocer a nuestra Katia. Llámame quisquillosa, pero el dato no dice mucho en favor del calado de los sentimientos del chaval. 
Por otro lado,  el jovenzuelos tiene la manía de acudir al casino para solucionar cualquier problema monetario que se le presente con una partida de cartas. ¡Gracias a Dios que tiene suerte! Con los naipes y en la vida, en general. Porque aún cuando pierde topa con buena gente que se resiste a dejarlo en la miseria. De lo contrario, este habría arruinado a su familia. De hecho, llegué a creer poderosamente que en algún momento de la novela terminaría haciéndolo🥴. Solo la benevolencia del equipo de guionistas podría evitar la ruina a los Kosak.
Aleksey es un enamorado capaz de todo por la mujer que ama. Un hombre de honor, además. Tiene los ingredientes para ser un personaje del que me habría enamorado hasta la médula en mi adolescencia. Y, sin embargo, la Adriana que soy ahora se la pasó reprendiéndolo cada vez que salía en pantalla, como si fuera uno de mis alumnos de primaria.
No puedo evitar pensar en lo egoísta que fue, en como arrastró a los suyos en su empeño de casarse con una sierva, condenadolos a ser parias sociales. Siempre defenderé el amor, pero el de este chico es uno que trae la tragedia a su casa, y él ni siquiera parecía mortificado por ello. 
Lo curioso de todo esto es que su perfil es muy parecido al de Romeo. Este también amaba a Rosalina y cambio su corazón nada más ver a Julieta. Y sobre lo de ir contra su familia... En realidad,  el tema familiar lo considero muy diferente al de Aleksey. Lo demás sí es parecido.
¿Por qué adoro a uno, en cambio, mientras que al otro lo censuro? ¿Será porque a Romeo lo conocí siendo adolescente? ¿Fue entonces cuando me formé la imagen de él, y por eso lo perdono? ¡¿Será que ahora soy mucho menos romántica de lo que lo fui en mis años mozos?! 
Si esta es la respuesta, me daría un poco de pena, la verdad.  Aunque crecer es algo inevitable, todos terminamos haciéndolo. Pero voy a luchar por conservar y cultivar lo que queda en mí de la muchacha que fui. Creo que lo peor que podemos hacer es perder nuestra esencia 😉.

MOMENTO SPOILER 
(Si sigues leyendo a partir de aquí, será bajo tú responsabilidad).

Habrás observado que, a lo largo de esta entrada, he aludido varias veces a que la opinión que expresó se refiere únicamente a la primera temporada de la serie. Esto se debe a que Aleksey, protagonista casi en exclusiva del post, muere al final del capítulo 19, de 24 que conforman esta primera entrega de Encadenada 🤷‍♀️.

sábado, 6 de febrero de 2021

Tour por las localizaciones de "El cielo de Bangkok"

El domingo pasado colgué en Instagram la captura de pantalla (vamos, un pantallazo) de una web que me envió una lectora. En ella, alguien había traducido al inglés un texto que escribí hace muchos años con motivo de la presentación de mi primera novela, El cielo de Bangkok. Se trataba de una especie de "guía turística" (así lo titulé)  que recogía los lugares a los que hacía mención en la novela y que se pueden visitar si vamos de viaje a la capital tailandesa (cosa harto improbable tal y como está el mundo, Facundo) ya que en realidad existen. 
Este es un material que he echado en falta muchas veces, pues el lugar en el originariamente fue publicado ya no existe y, desgraciadamente, no tengo copia de él, por lo que lo daba por perdido. Sin embargo, ahora que he podido acceder a esta versión del mismo que yo desconocía, he decido recuperarlo para el blog. Naturalmente, haciendo una traducción al español y reinterpretando las palabras que escribí a partir de esta copia que acabo de descubrir. 
¿Qué dices? ¿Te apuntas al viaje? Pues mete lo imprescindible en la maleta porque nos vamos ya.
Empiezo a ejercer de traductora 😉.

* * *

Lo prometido es deuda, así que aquí vengo con la primera entrega de la Guía de Viaje. Como es natural, comenzamos nuestro periplo en Bangkok, escenario principal de El cielo de Bangkok (no podía ser de otra manera). La ciudad que Ari y Margot ven como su prisión.  Sin embargo, para nosotros, que gracias a Dios no tenemos vidas tan complicadas como las de estos dos, es un lugar digno de ver y que te recomiendo mucho visitar si tienes un espíritu intrépido.
Bangkok es la capital de Tailandia, y su nombre significa "ciudad de las ciruelas salvajes". Aunque solamente los extranjeros la llamamos de este modo. Los tailandeses se refieren a la capital de su nación como Mahanakon Krung Thep (la ciudad de los ángeles).



Bien, y después de este momento Wikipedia, vamos al asunto. A continuación te presento algunos de los lugares que sirven de escenario a la novela. 


Sukhumvit

La zona en que se ubica el apartamento de Salvador Alker es una de las más cosmopolitas de la capital tailandesa. Un interminable desfile de elegantes bloques de pisos y apartamentos, tiendas, restaurantes, hoteles... Una visita obligada para los turista, pues aquí se mezclan lo mejor y lo peor de Bangkok.




ConceptCM2

Considerado uno de los mejores clubes nocturnos de la ciudad, este local ofrece una gran variedad de actividades. Desde disfrutar espectáculos en vivo hasta descansar tranquilamente en un reservado donde conversar tranquilamente o jugar en la piscina. 
Fue aquí donde Margot y Ari se conocieron ❤.




Lumpini Park

Mandado a construir por el rey Rama VI en 1920, como cualquier parque público es un espacio abierto repleto de árboles y áreas de juegos para los niños. Aunque ahora está ubicado en el corazón de la zona comercial de Bangkok, en su origen se construyó a las afueras de la capital.




El mercado flotante

Este es el lugar de Bangkok favorito de Ari, y también el mío. Un pintoresco entramado de canales en el que puedes encontrar desde comida hasta los souvenirs tan apreciados por los turistas. En realidad, la actividad aquí no es diferente a la de cualquier otro mercado, pero es una clara muestra de la cultura tailandesa que merece la pena ver.



Sirocco

Un elegante restaurante en el cual, además de la comida, se puede disfrutar de unas impresionantes vistas de la ciudad de Bangkok. Un excelente local que, desafortunadamente, queda fuera del alcance de los bolsillos de la mayoría de los mortales. 




* * *

Hasta aquí llega el viaje, espero que lo hayas disfrutado. Aunque haya sido más bien cortito. He descubierto lo escueta que era ofreciendo información en mis orígenes escritoriles. Hoy en día, esta guía de viaje habría estado precedida por una larga introducción en la que te contaría mi vida en verso, aderezada con refranes y expresiones populares y musicalizada con pedacitos de canciones tarareadas desde este lado de la pantalla 😋. 
Creo que soy más amena ahora (más resalada y encantadora 😜), aunque debería recuperar un poco de la capacidad para sintetizar que tenía antes. Todo tiene pros y contras, ya ves.
Originalmente escribí una segunda entrega de la Guía de viaje de El cielo de Bangkok. Por desgracia, esta no ha sido reproducida por la web ya que se centraba en el que es un escenario secundario de la novela: la isla de Koh Samui. Y, claro, se ve que a este portal solo le interesa la información referente a Bangkok. Ya dije al comienzo que perdí las copias de este material, así pues... ¡nos vamos a quedar con las ganas de recorrer la isla!
¡Ains! ¡Qué calamidad!🤦‍♀️

domingo, 31 de enero de 2021

De musas y musos

¡Oh, las musas! Esas diáfanas criaturas a las que el trabajo de los escritores, y de cualquiera que realice una actividad creativa, parece superditado. 
Si te digo la verdad, no soy muy devota de ellas. Me siento más afín al grupo de quienes las esperan pico y pala (o boli y libreta) en mano que del de quienes se sientan a adorarlas contemplativamente. Jamás se me ha dado bien lo de rendir pleitesía a nadie ni a nada. Pero, como esta es una entrada dedicada a ellas, vamos a reconocerles el tradicional lugar que se les otorga en la vida de todo "artista".
《¡Ay, mamá! ¡Quiero ser artista! 》🎵🎶 😜
Si tuviera que elegir alguna de las nueve, me quedo con Melpómene, la musa de la tragedia. Sí; sin duda, es la mía. Podría añadirla como coautora de mis novelas. Si me conoces un poquito ya sabrás que, a Dramaqueen... ¡no me gana nadie 😅! Me gustan las historias intensas y sufridas. Aunque alguna que otra comedia ligerita también hay en mi haber, que no todo va a ser disecar al personal a base de exprimirles lágrimas. 
Pero, más que de ellas, a lo que he venido ha sido a hablar de ellos. Sí, sí: de los musos, que también los hay aunque no se los mencione mucho. Hoy quiero contarte quienes han sido los señores que, desde mi más tierna infancian, han ido construyendo mi ideal de héroe romántico. El que inevitablemente plasmo en mis novelas. Al final, cuando una escribe, está hablando de sí misma 🤷‍♀️.
Me temo que esta entrada va a ser cortita. Soy una mujer fiel donde las haya y, al hacer repaso mental para redactar este post, me he dado cuenta de que este rasgo de mi personalidad aplica también a mis amores platónicos. Dejando de lado a Aladdin y John Smith, que me encandilaron siendo demasiado joven, como te podrás imaginar, solo hay dos nombres que de verdad han tenido influencia al forjar esa concepción del hombre perfecto que es el tema de esta entrada.  
Voy con el primero.
Mi infancia transcurrió en los años 90 (¡Oh, los felices y apacibles años 90! No me canso de añorarlos), época de esplendor de la comedia romántica. Casi todos los meses se estrenaban en los cines (¡Oh, los cines!... Como siga recordando me va a dar un bajón 😔) pelis de este encantador, almibardo y músical género. ¿ No te encantan las bandas sonoras de las viejas rom-coms? Pero, dejando de lado las OST, si por algo se caracterizaban estos filmes era por sus rostros recurrentes: Julia Roberts, Tom Hanks, Meg Ryan, Sandra Bullock... Y the King: Hugh Grand 🥰.
Sí, ya desvelamos el primer nombre de mi escueta lista de dos. ¿Se la puede llamar lista cuando solamente hay dos elementos en ella? 🤔
En fin, eso es irrelevante.
En sus años mozuelos, Hughgy se paseó por las pantallas de cine de todo el mundo dando vida a buenazos algo torpones y tan exageradamente tímidos que les ganaba el tartamudeo al hablar. Un encasillamiento que persigue al actor hasta nuestros días, aunque hace tiempo que se desligó de este tipo de papeles por, en sus propias palabras, 《estar demasiado viejo y feo para seguir haciendo comedias románticas》. Aún así, como digo, hay por ahí quién pone en duda la capacidad del actor para desempeñar su trabajo por el "modelo único" de personajes que interpretó en los felices 90's. Con la honrosa excepción de su aparición en las dos primeras pelis de Bridges Jones (aquí el chico bueno era Colin Firth, otro achuchable ❤) encarnando al detestable pero divertido Daniel. A todos estos descreídos, los invito a darle una visualización a Remando al viento, donde encontrarán a un magnífico Lord Byron con la cara de Grand. 
¡Hombre, ya! Qué fácil es poner pegas al trabajo de otros. 

Por esta época, el amor, fuera de la pantalla, de Hugh Grand
era la modelo Liz Hurley. Una chica a la que pillé una
manía horrible cuando le dio por decir que si estuviera
tan gorda como Marilyn Monroe se suicidaría 😒.

Naturalmente, nuestro Hugh no era tan bien portado en la vida real como los chicos a los que interpretaba. Tal nivel de bondad e ingenuidad es inalcanzable, y muy desaconsejable, si se quiere sobrevivir fuera de la ficción. Sonado fue el escándalo cuando lo pillaron practicando sexo oral con una prostituta. Pero yo era muy pequeña por aquella época,  demasiado para entender nada de esto, así que la imagen que tenía de él permaneció intacta 😇. Y aún cuando ya he alcanzado edad suficiente para comprender el asunto, el cariño y la admiración que siento por el actor me pesan más que cualquier otra cosa. 
¿Qué quieres? No me pidas que sea objetiva, ¡no puedo!
Hugh Grand fue mi actor favorito durante mi niñez y de él (o mejor dicho, de los personajes que representaba en pantalla) tomé el rasgo que sustenta el carácter de mi hombre perfecto: la bondad. Jamás me he sentido identificada con esa creencia tan extendida según la cual a las mujeres nos derriten los chicos malos. En mi caso, te puedo asegurar que no se acerca ni de lejos a la verdad. 
《Era un chico malo; no, no, no. Yo no quiero nada malo; no, no, no》. Y aquí dejo de cantar porque, pa' mala yo, tampoco.  Soy un cacho pan 😇😛.
Grand se quedó en aquellos inocentes años de mi vida y, ya en mi adolescencia, llegó el gusto por el cine clásico que mi madre comenzó a inculcarme. Fue entonces cuando lo descubrí a él: el galán por antonomasia. El bello e inigualable Robert Redford 🥰.

Aquí el señor Redford en su época de
máximo esplendor. Decir que no
se puede ser más guapo no es 
ninguna exageración.

De esta época de mi vida recuerdo ver en bucle tres películas: Tal como éramos (aún hoy es oír el tema musical principal y emocionarme), Descalzos por el parque (me sé de memoria los diálogos de esta comedia y todavía me desternillo con ella) y uno de mis títulos favoritos del cine: Propiedad condenada. El responsable de que Berta, protagonista de mi novela Es medianoche, Cenicienta, sienta una fascinación especial por las gabardinas 😉.
De la mano de Redford descubrí al galán clásico: maduro, masculino y seguro. Al mismo tiempo que se perfilaba mi consabido gusto por el drama 🤦‍♀️.
Juro que a mis quince/dieciséis años, mi sueño más dulce era tener un marido tan paciente y estupendo como Paul, personaje de Redford en Descalzos por el parque. Cosas de la edad, y de la ñoña desatada y aún no desintoxicada por la realidad que era en aquel entonces. 
Con Robert Redford mi héroe romántico terminó de definirse. A mí no me des un maromo de esos, tipo Mujeres, hombres y viceversa; de los que  llevan la ropa dos tallas más pequeña de la que en realidad necesitan, para que se les marquen los músculos,  y sueltan a la heroína de turno frases del tipo:
Esta noche, te haré gemir de placer 🤦‍♀️.
Todo ello mientras son incapaces de contener las reacciones de su miembro viril y, encima... ¡se sienten orgullosos de ello! ¡Chico! Que he trabajado en guarderías y esto pasaba mucho. El mérito está en saber controlarla.
No, no; a mí este modelo de hombre no me seduce nada. Prefiero un tipo elegante y natural en todo, incluida su manera de expresarse. Lo de fardar de vigor sexual😒... Además de parecerme de una imadurez anti morbo total (y de ponerme de los nervios) me resulta una mala costumbre. ¡Que luego hay que cumplir, chaval😜!
Al margen de estos dos grandes amores he tenido mis escarceos platónicos. No solo el ya mencionado Colin Firth, también tuve mi época obsesiva con el guapísimo James Marsden, la atracción que siento por Antonio Banderas no puede ser sana, me encantaría que el madurito Lean Neeson tuviera que venir a rescatarme (a este hombre no hay peli en la que no le secuestren a la mujer 🤷‍♀️; ojo con él, que es peligroso) y hace muchos años pillé una especie de trauma cuando las entradas de Jude Law se acentuaron más de la cuenta. Y, con todo esto, ahora hago examen de conciencia y me pregunto por qué narices digo que me gustan los morenazos, y que en materia de hombres me pierde lo racial, cuando tengo semejante historial de amores platónicos.
Definitivamente, ¡soy una contradicción con patas!

jueves, 14 de enero de 2021

En defensa de "Grease"

Yo era (y siempre seré por los siglos de los siglos, ¡amén!) más de Dirty Dancing. De hecho, hay por ahí quien piensa que aún estoy obsesionada con esta peli. Y mi hermana y yo seguimos manteniendo a día de hoy una encarnizada disputa por intentar hacer ver a la otra cuál de estos dos musicales es mejor. Evidentemente, yo llevo la razón.
Pero, a pesar de ser una persona con buen gusto, capaz de entender que el cine ha dado pocas parejas como Baby y Johnny 😛, he tenido infancia. Esto quiere decir que también he visto, y visto y requetevisto Grease, ¡hasta la saciedad! Incluso vi la versión teatral que hace años protagonizaron Gisela y el guapo Jordi Coll. Por eso, porque también he sido la pava de la clase que soñaba con que el chulito (que en el fondo era un pedazo de pan, pero se veía socialmente condicionado a esconder su sensibilidad tras una máscara de estereotipada masculinidad) se fijara en ella, y porque en esta película veía la encarnación de mi sueño hecho realidad, quiero salir en su defensa. 
Un emogi caracterizado de súper héroe es lo que me hace falta ahora mismo, pa' expresar mi estado de ánimo 😛.

¿Te puedes creer que nunca me he dado cuenta de
lo cortísimo que llevaba esta muchacha el flequillo?


A ver, te pongo en antecedentes, por si no te has enterado de la polémica.
Resulta que, hace unos días, uno de los canales de la emisora inglesa BBC transmitió la película Grease. Hasta aquí, nada que no haya sucedido chorrocientas veces. La novedad está en que, esta vez, la retransmisión dio lugar a que se produjera una oleada de críticas por parte del público joven. El cual expresó su disconformidad con el guion de este film (que en su día ganó 10 Oscar) por considerarlo machista, homófobo y racista. 
¡Ahí es na'! Se quedaron bien a gusto, los chavales. 
A ver, yo no voy a entrar a valorar si tienen o no razón porque... Evidentemente, la tienen. Pero es que aquí se está produciendo algo que me da mucho miedo, y es esa tendencia a un pensamiento liberal con un trasfondo tremendamente dictatorial. 
¡Ea! Pues yo también me he despachado de lo lindo 😛.
En mi opinión, aquí hay un problema de base, y es el querer juzgar una peli de 1978, que además retrotrae la acción  aún  más en el tiempo para ambientar la historia en la década de 1950, con una mentalidad de 2021. Y eso, chicos que os habéis sentido ofendidos, me vais a perdonar, pero no se puede hacer. Yo estudié Historia en la universidad y tengo tatuadas en la mente dos frases que los profesores nos repetían, a mis compañeros y a mí, hasta la saciedad:
  1. No caigáis en la prepotencia de juzgar la cultura como esto que vosotros tenéis a vuestro alcance: lo que habéis aprendido en los libros. La gente que no ha podido estudiar también tiene cultura, lo que pasa es que esta es diferente a la académica; es la que ellos necesitan para vivir. Y, a vosotros, nada de vuestros conocimientos os valdrían en su mundo. Seríais unos ignorantes.
  2. ¡Haced el favor de dejar de juzgar los hechos, y a los personajes históricos, con vuestra mentalidad de jóvenes del siglo XIX! Si de verdad queréis entender y aprender algo, intentad conectar con la época. 
Dos verdades, como dos catedrales de grande. Gracias, señores y señoras profesores de mi uni 👍.
Está claro que, si vemos o leemos algo que tiene más años que Toño Potoño encontraremos cosas que, gracias a Dios, en nuestra actualidad se consideran tanto social como moralmente censurables. O eso, al menos, es lo que debería suceder porque es el indicativo de que la humanidad avanza para ser mejor. Ahora bien, si estos cambios nos van a escandalizar al punto de organizar un linchamiento contra la obra artística en cuestión... Entonces, lo del avance social que mencioné antes se va a la porra.
¿Fue Netflix quien tuvo que agregar un cartel, al inicio de Lo que el viento se llevó, para advertir al público lo deleznable que era la sociedad esclavista que retrata la peli? ¡Pues muy mal! Esto, ya lo ve el espectador por sí solo, señores de Netflix. No somos tontos. Y, el que quiere entender, entiende. El que no, ni a tiros lo va a hacer. 
Lo que el viento se llevó muestra un mundo que se asienta sobre una visión de los derechos humanos muy cuestionable. Eso, por decirlo de un modo suave. No obstante, no deja de ser una gran película, reflejo de su tiempo. Y el pasado no se puede borrar, lo único que podemos hacer es aprender de él para no caer en los errores que ya cometieron las generaciones pasadas (¡aviso a navegantes!). Y, sobre todo,  lo que no podemos es eliminarlo solo porque no nos gusta. ¿No es mejor observar con una visión crítica (que no criticona), sana y tolerante? Porque, de lo contrario, además de acercarnos peligrosamente al totalitarismo estamos cayendo, como siempre digo, en un esquema tan de 1984...Que da pavor.
Yo, por mi parte, seguiré viendo Grease, y cualquier otro clásico que se me ponga por delante, siendo crítica con todo lo que, bajo mi personalísimo punto de vista, está bien o mal. Pero intentando no perder de vista que la gente que trabajó en ese proyecto se movía en terreno diferente al mío, e intentado conectar con ellos para entender lo que querían contar.
En definitiva: SEAMOS LIBERALES, PERO DE VERDAD. 


Para finalizar, recojo este tuit porque... Pues porque me ha hecho gracia 😛,  sin más.
Los créditos a El Richal, que no tengo el gusto de conocerle pero ha estado sembrado 👏.

martes, 5 de enero de 2021

Bridgerton: una reseña "virginal" de la serie de TV

Pues sí, así llegó una servidora al que por lo visto ha sido el éxito navideño de Netflix: 《like a virgin, touch for the very firts time...》Y es que, la verdad, yo a la señora Julia Quinn no tengo el justo de conocerla. Ya ves, jamás la he leído. No sé porqué, supongo que no me he topado con ningún título de esta autora que me haya llamado la atención. El caso es que no formo parte de ese grupo de fans que esperaban ansiosos el estreno, ni tampoco tenía información alguna sobre la historia que me iban a contar en ocho capítulos. De modo que la opinión que voy a expresar se basa única y exclusivamente en la versión televisiva de esta obra. Aclarado esto, paso a enumerar los aspectos de la serie que más me han llamado la atención.
¡Uy! Como me ha quedado esto de formal, ¿no? He comenzado el año... que ni yo me reconozco 😛.


  • La contextualización (o la absoluta falta de ella): Quien me conozca un poquito sabrá ya lo fan que soy de la ambientación en las novelas y películas. Para mí, el escenario en el que se desarrolla la trama es casi, casi un personaje más de la historia; un elemento fundamental a la hora de crear la atmósfera y hacer creíble el relato. Aquí, la Inglaterra de la regencia se retrata de una manera taaan libre... que no se parece nada a lo que realmente fue, desde un punto de vista histórico. Y, la verdad, esto me ha puesto muy difícil el meterme en situación. Manías de historiadora, supongo. Sé que la idea era precisamente no ajustarse fielmente a la época, para tener un resultado más fresco y atractivo para el público, con el que fuera más sencillo identificarse. Pero, oye, eso no quita para que yo, personalmente, hubiera preferido ver algo más realista. Eso sí, como punto a favor debo reconocer que me ha encantado el vestuario (verdaderamente lo he amado ❤). También la explicación, sobre el capítulo cuarto si no recuerdo mal, que Lady Dambury ofrece al duque sobre como el matrimonio de los reyes aunó a la sociedad, salvando las diferencias raciales, me parece un punto excelente. Además de jugar de un modo delicioso con la leyenda que defiende los orígenes africanos de la reina Carlota, me ayudó a asimilar esa diversidad racial entre la gentry que se ve en la serie.  A partir de ahí asimile que no estaba en la Inglaterra del siglo XIX,  sino en un universo paralelo. 
  • La pareja protagonista: Ya digo que no conocía absolutamente nada de la obra de la señora Quinn, por eso cuando vi el precioso cartel promocional, con ese Duque que está taaaan tremendo 🥰, mi mente se montó la película. Cosa muy habitual en mí, por otra parte. Pensé que iba a encontrar una historia de amor interracial (uno de mis fetiches, desde que siendo niña vi Pocahontas 🙈), con todos los inconvenientes que esta tendría que afrontar en esa Inglaterra tan rancia cuyo marco histórico obvia por completo la serie. Vamos, que me esperaba un 《amor prohibido murmuran por las calles porque somos de distintas sociedades》,  que cantaría Selena. ¡Y mira que me gusta a mí un amor prohibido y bien sufrido! Tanto, que fue eso lo que me animó a plantarme delante de la pantalla, la verdad. Quizás por ello, porque me esperaba algo mucho más intenso, el romance de Daphne y Simon me ha resultado un poco soso. A ver, que sí; hay entre ellos escenas de alto voltaje. Pero lo que es su relación, así en general y dejando de lado los encamientos que protagonizan, me parece demasiado sencilla. Lo que les impide estar juntos... son ellos mismos. Así pues, me pasé todos los capis pensando: ¡que se arreglen de una vez, leñe! Si no son felices es porque no les da la gana, y esto me empuja de cabeza al siguiente punto.
  • Sienna y Anthony: Para mí, estos dos se han robado todo el protagonismo de la trama romántica. Me he pasado los capítulos deseando verlos a ellos y lamentando que no nos mostraran más de su relación. ¡Su historia me resulta tan apasionada y bonita! También es verdad que lo de la cortesana (que aquí es una cantante; ya sé que no es lo mismo, pero la consideración social de ambas profesiones era asimilable en la época) y el chico de buena familia que no pueden amarse porque... pues por eso, porque es un Forbidden Love, que es lo que a la sufridor nata que soy le mola y lo que no encontré con Daphne y Simon. Sé que Sienna no es el amor destinado de Anthony (lo que ignoro es si el personaje es inventado para la serie o aparece en los libros), y lo acepto aunque me duela. Después de todo, el final de ambos, aunque triste, me parece adecuado. Me gustó mucho el alegato feminista de ella en la última escena que comparten. También es verdad que le pudo ahorrar el trago al  chaval, que se quedó allí el pobre con sus flores y todo, si le hubiera dado por soltarlo un ratito antes. Pero, a fin de cuentas, Sienna siempre quiso ser una mujer libre, de las que no se someten a un hombre ni a una sociedad que no las valora por ellas misma y las convierte en personajes pasivos de su propia existencia. Un mensaje muy coherente con el personaje y que no se debe escatimar en la ficción, ni tampoco en la vida real.
  • Mi personaje favorito:  Fue Penelope, de lejos. Aunque la necesidad de romance me la satisfajeron Sienna y Anthony, si tuviera que elegir a un personaje de entre todos los que habitan el mundo de los Bridgerton sin duda me quedo con Pen. Es una chica encantadora, pero no boba; es plenamente consciente del mundo que la rodea y de su presencia en él. No sé porqué, pero sentí mucha afinidad con ella. Sufrí por su amor secreto hacia Colin y hasta tuve mi momento de odiar a Marina  por fastidiarla indirectamente, a pesar de que es un personaje que me caía bien. Creo que Penélope es, con diferencia, la más inteligente de todos; por eso mismo, descubrí su secreto desde el primer momento 🤫😉.
Y... poco más tengo que añadir. Solo que, como a la mayoría, a mí la serie también me ha gustado. Me ha mantenido entretenida y enganchada a la trama. No tanto como para lanzarme a la lectura de los libros, eso es verdad. Al menos, no de El duque y yo, que es la novela que centra esta primera temporada. Espero la segunda, a ver si los protagonistas me enamoran más que Daphne y Simon. Aunque, si soy sincera, lo que de verdad espero es que Netflix se lance a producir más series basadas en novelas románticas, ya que es un gran impulso para un género que sobrevive a la sombra del tabú y la sorna. A ver si nos vamos liberando de prejuicios.
Se lo pediré a los Reyes Magos,  que igual aún llego a tiempo de mandarles mi carta y me lo cumplen 😉.

domingo, 8 de noviembre de 2020

Mister Wu, o cómo saber qué cara tendrá tu futuro marido antes de conocerlo

El domingo pasado iba yo caminando con mis auriculares a toda mecha. A este ritmo, me acabaré quedando sorda, porque para que la música se sobreponga al sonido de la ciudad hay que elevarla a unos niveles... En fin, que esa tarde me había dado por rememorar viejas canciones de igualmente viejas pelis románticas. Y así, desgranando las melodías de Notting Hill, entre When You say Nothing At All y She me saltó un anuncio. Nada especial cuando oyes música en youtube, salvo por el carácter del mismo. Eso... digamos que la esencia del spot sí que fue bastante particular. 
La voz de una chica hablando en inglés se coló, tal y como he relatado, entre la de Ronan Keating y Elvis Costelo para hablarme de su primer amor con un tono bien intenso. Cuando me di cuenta de que la muchacha estaba dispuesta a desgranar su historial amoroso me aparté a un lado de la calle y comencé a mirar la pantalla. Reconozco que se ganó mi atención y ya no me bastaba con oír, también quería poner imagen a la mini comedia romántica que la inglesa me estaba soltando de improviso. No es un secreto que siento debilidad por el género. Y juro que, más que un anuncio, aquello tenía pinta de cortometraje.
Tras dos o tres relaciones, resulta que la que había venido a interrumpir mi tarde de música y paseo para contarme su vida en verso se compromete. Y se va de viaje a China; pero sola como la una, no te creas que se lleva al novio. Por lo visto, la chavala dominaba un poquito el mandarín (ahí, como la que dice que chapurrea el francés). Creo recordar que de niña pasó una temporada allí,  por el trabajo de sus padres. Pero eso tampoco importa mucho. Lo que cuenta es que, en un café, ve a un anciano observando fijamente a una joven y dibujando en un papel.


Un retratista,  dirás tú; como dije yo. Pues no, porque el caballero estaba pintando el rostro de un hombre, no el de la joven a la que no quitaba ojo. Raro, ¿no? Pues lo mismo pensó la inglesa y, para regocijo de tú curiosidad de la mía, resultó que no era una chavala tímida y no sentía pudor por abordar a un absoluto desconocido. Sin dudarlo, se acercó al anciano chino y le preguntó que estaba haciendo. A lo que él respondió (insertar música telenovelera aquí, please) que estaba pintando al futuro marido de la muchacha a la que estaba mirando.
😮😮😮😮😮😮😮😮😮😮
¡Toma! Ahí es nada. ¿Cómo te has quedado?
Pues nuestra amiga inglesa lo asimiló con bastante naturalidad, la verdad. Tanto, que hasta le pidió al caballero que le hiciera un retrato de su futuro santo. Claro, la oportunidad la pintan calva; yo habría hecho lo mismo. La mala suerte es que la cara que el dibujante plasmó en el papel... pues no fue la del prometido al que ella no se había llevado de viaje.
¿Ves? Por eso, teniendo en cuenta que ya andaba camino del altar, como quien dice, pues igual habría sido mejor no tentar a la suerte. ¿No?
Total, la tía va y deja al novio (hay que ser un poquito... Un poquito... ¡mala persona!). Y lo mejor es que le sale bien la locura de depositar una fe ciega en un anciano al que acaba de conocer y le ha soltado una chapa difícil de tragar, porque a los meses conoce al hombre que el chino le dibujó. 
Y todo esto es, como ya he dicho, un anuncio de cuatro minutazos. ¿Qué anuncia? Pues Mister Wu. ¿Y qué o quién es Mister Wu? El anciano dibujante, que se ve que se ha modernizado y ha abierto site online para dibujar maridos futuribles a mujeres del mundo entero. Con esto de Internet, el que se cierra puertas es porque quiere. Eso sí, si deseas solicitar sus servicios date prisa, porque el buen hombre tiene su edad y le queda poco tiempo de poder andar con el lápiz en la mano. Además,  creo recordar que no puede hacer más de cinco retratos al día. Cosas de las magias ancestrales, que también se agotan como la batería del móvil. 
Me pareció surrealista, de verdad. Todavía lo estoy intentando digerir, de hecho. Encuentro increíble que a alguien se le haya ocurrido un negocio así y, más aún, que haya gente dispuesta a gastar dinero en un servicio semejante. Luego está el tema del spot, que ya digo que era en plan peli y tuvo que costar lo suyo. 
He buscado información sobre Mister Wu pero no he hallado nada. Tampoco he vuelto a ver el anuncio. Lo único que he encontrado, para corroborar que todo esto que he contado no es fruto de un sueño, es esta página, donde varias personas hablan del anuncio (y no dan crédito, claro). Y, la verdad, la romántica que habita en mí (y que es muy grande para este cuerpo tan pequeño que tengo, metro ochenta debe medir como poco) se ha quedado con las ganas de echarle un ojo al site. Porque aunque sabe que esto es, además de un negocio muy absurdo, un tongo... ¡sería taaaaan bonito que fuera real! 🥰

Simplemente es una idea del tipo de marido que quiero,
un simple esbozo.
Mister Wu, ya sabe usted; tome nota 😛.


Yo,  aunque no llegara nunca a encontrar a mi amor destinado, guardaría su retrato y, con saber cómo es su cara, ya me daría por satisfecha. Sería como conocerlo un poco, aunque no lo conociera de nada.
¡Ay! ¡Qué asco vivir en el mundo real! Con lo bien que se tiene que estar dentro de una comedia romántica. 

sábado, 24 de octubre de 2020

Historias "simplonas"

Aquí vengo con una confesión que dejará mi alma al descubierto: necesito tener la tele encendida para hacer las labores domésticas😛. No sé si es una de mis rarezas o algo muy común. Jamás me he parado a preguntarle a mis conocidos si les sucede lo mismo. Pero a mí me hace falta murmullo de voces en la casa para activarme.
Así, hace algunos sábados, buscando sonido ambiente para ver si activaba mi modo ama de casa, me topé con una reposición de La máscara del Zorro en un canal de películas. La pillé casi recién empezada y... bueno, no me pude resistir a verla entera. ¡Hala, a hacer puñetas la limpieza! Total, al día siguiente era domingo 🙄. Y me acordé de no haber hecho lo que tenía agendado para el sábado, obvio. Hay cosas para las que no se reúnen ganas nunca.
No es que esta sea una de mis pelis favoritas, ni nada de eso. Pero, cuando era niña, me gustaba mucho. La verdad es que desde muy corta edad he tenido algo con el señor Antonio Banderas. Solo yo con él, aclaro para que los programas del corazón no empiecen a maquinar 😛. El buen hombre ni siquiera sabe que existo. Pero yo recuerdo que no levantaba dos palmos del suelo (ahora tampoco mido mucho más) y me sonrojaba toda cuando lo veía en la tele. ¡Es taaaaan sexy! A mí me lo parece. Supongo que siempre me han gustado los maduritos. Me pregunto si seguiré igual después de cumplir los ochenta.
A lo que iba; me planté ante la tele, me tragué la peli enterita y... ¡me gustó tanto como antes! Verdaderamente la disfruté. Envidié a Elena (la espectacular Katherine Z. Jones) por ser tan bellísima y ganarse el corazón del héroe; quise ser ella. Me emocioné cuando el Zorro logró su cometido he hizo justicia para su hermano y el pueblo de California. También me planteé si la escena en la que la pareja protagonista pelea a espadazos (eran floretes, no espadas; pero no sé si "a floretazos" es una expresión correcta) en las cuadras sería criticable desde la perspectiva feminista actual. En mi opinión, el héroe se pasa un poco al desvestir y aprovechar para besar a su adversaria a la más mínima oportunidad. Aunque bien es cierto que a ella no parece importarle, como tampoco me habría importado a mí 🙈. 


Aunque, de todas estas cosas que pensé y sentí, la que quiero destacar, y es el origen de esta entrada, es que los entendidos en cine que conozco, directa o indirectamente (vía Instagram), seguramente opinarían que no tengo ningún criterio si digo que me gustó esta película. A ver, razón no les faltaría porque el cine no es materia que yo domine, sino una de esas muchísimas cosas de las que no tengo idea. Pero lo que quiero decir es que La máscara del zorro se considera una de esas historias bazofia producidas para recaudar dinero en taquilla valiéndose de la pocas luces del populacho. 
¿Por qué cuando algo goza del favor mayoritario la intelectualidad le cuelga la etiqueta de superficial? 
Hummm... Creo que esta gente sabe algo que yo desconozco 🤔.  
En realidad, es verdad que el guion reúne todos los ingrediente para ser un éxito. Por ejemplo:
  • Un héroe: el propio Alejandro (el encargado de portar la máscara del Zorro en esta versión que estoy "analizando") lo dice en un momento de la peli, soltando una frase que considero genial: 《el heroísmo es una fantasía romántica》. Lo que, traducido al castellano, viene a decir que es una actitud absolutamente utópica. Todos estamos lejos de ser héroes o heroínas en la vida real. Ni siquiera quienes nos lo parecen desde la distancia encajan por completo en la medida de un papel tan grandilocuente como este. Será por eso que necesitamos tanto de ellos y llenamos la ficción con sus nobles figuras. Todos queremos a alguien que nos salve, o calzarnos los zapatos del salvador. El de esta historia, en concreto, es uno con el que resulta muy sencillo identificarse. El pobre Alejandro no es nadie especial. Adiestrado por el auténtico Zorro queda en evidencia más de una vez porque, si bien es cierto que tiene potencial, no posee un talento innato. Es como cualquiera, también mete la pata y nos reímos de él en más de una ocasión. Así es como se gana nuestra simpatía. 

  • Una historia de amor: es curioso porque, aunque yo no destacaría el romanticismo como un rasgo común a la mayoría de los humanos... ¡Ay que ver lo que le gusta un amorío al personal! Hasta en series de televisión donde no hay tramas amorosas, los autores de fanfics se dan a la tarea de solucionar ese olvido creando parejas imposibles y maquinando apasionados romances para ellos. Será que, en el fondo, todos soñamos con encontrar a esa persona con la que compartir la vida. La soledad es muy triste 😔. Alejandro tiene a Elena. Con el añadido de que los dos son guapos y jóvenes y dan genial en pantalla. Y, aunque la suya no es una relación fácil, con lo  cual ayudan a mantener el interés en la trama, al final terminan juntos y siendo papás del pequeño Joaquín. ¿Quién no queda satisfecho con semejante cierre?
  • El mal se representa en una élite poderosa que, al final, recibe su castigo: y, si la paternidad de los protagonistas no es suficiente, la justicia representada en su forma más simple y pura viene a llenar el vacío. Ya se sabe que el poder es injusto, y nos queda muy a desmano al común de los mortales. ¿Para qué queremos a un héroe si no es para que nos proteja de los abusos que sufrimos a manos de los encumbrados? 

Mezclando todos estos ingredientes es fácil (colocar este adjetivo es demasiado simplista, pero para que nos entendamos) tener un éxito en taquilla o en las librerías. El resultado es el tipo de historias que la mayoría ama (amamos). Algo con lo que es muy sencillo conectar; una trama simplona y poco arriesga. De acuerdo, es verdad, pero... ¿qué hay de malo con eso? Un producto que es capaz de llegar a una mayoría... ¿no es también algo que conecta con las necesidades de la gente? En este caso, la de evasión de la realidad; lo cual me parece fundamental. 
Por no hablar de que hay montones de obras teatrales de la antigua Roma que siguen este esquema (un clásico) que he expuesto. ¿Se las considera mejor trabajo que La máscara del zorro solo porque el tiempo las ha curtido en una pátina de prestigio? Y, de ser este el caso, ¿no es esa una manera de pensar muy snob?
Pregunto, que conste; que yo no tengo ninguna verdad absoluta y lo que expreso en este blog no dejan de ser opiniones muy personales. Sé que solo soy una escritorzucha y que, por lo mismo, mi palabra tiene poco valor, pero no me voy a cansar nunca de defender el papel de las historias que conectan con nuestra fantasía y nos hacen soñar, sin pretender educarnos o aleccionarnos como a ovejas. Entre otras cosas porque no creo que exista ningún escritor (ninguna persona, en realidad) con suficiente autoridad moral para enmendar la plana al resto y ser un ejemplo. 
Por cierto, para concluir, si no has visto La máscara del zorro te la recomiendo. Particularmente si te gusta la novela romántica. El guion bien podría haber sido escrito por Mary Jo Putney o Johanna Lindsey, tiene todo para ser una historia romántica de época  como las que ellas escribían 🥰. 

P.D.: prometo que la próxima entrada no será sobre cine, que llevo dos semanas muy monotemática 😋. Es que, ¡me gusta tanto!

sábado, 17 de octubre de 2020

Escribir: ¿Porqué y/o para qué?

Hoy he visto una película espantosa. Pero muy, muy mala. La verdad es que ya se preveía en los créditos del comienzo, en los que una muñequita generada por ordenador, con una pésima animación, interactuaba con los nombres de los actores y del resto del personal de la producción. Pero seguí pegada a la pantalla de la tele, sin moverme de canal, porque pensé que sería una comedia romántica. Una que aún no había visto, además. No hay mucho material, dentro de este género, que sea inédito para mí. Y me apetecía algo ligerito, así que... En fin, no me voy a justificar; me senté a verla, ya esta.
La peli en cuestión se titula Atajo a la felicidad, y resulta que me equivoqué de medio a medio con mi primera impresión sobre ella. No me refiero a su calidad, que en eso acerté, sino al género que toca. Su trama no es amorosa, sino que se centra en la vida de un escritor, Jabez Stone (Alec Baldwin). O, mejor dicho, en un aspirante a serlo, porque el buen hombre jamás a publicado y trabaja como dependiente en unos grandes almacenes para ganarse el pan que no puede pagar con su pluma. Aún así, es un buen novelista y él está muy seguro de su potencial. 
Lo que sucede es que, claro, ya llega un momento en la vida en el que, por mucho que uno crea en sí mismo, cuando tanto tú como tu trabajo solo os lleváis portazos en las narices... Te acabas quemando. Y esto es lo que le pasa a nuestro prota, el bueno de Jabez. Que se le hinchan las... Pues eso, las narices en las que tantos portazos se ha llevado, cuando un amigo suyo, también escritor, firma un suculento contrato con una editorial para publicar una de sus novelas. 
Está muy feo eso de tener envidia, y más de tus amigos. Pero bueno, un momento de debilidad lo tiene cualquiera y a nuestro héroe la noticia le sienta como un tiro. Así que, al volver a su apartamento, estalla y, en una arranque de enfurecida frustración, lanza la maquina de escribir por la ventana. Con tan mala suerte que el chisme, que no pesa poquito precisamente, va a caer encima de una señora que iba paseando por la calle con su marido. Y la mata, obviamente; a ver quién sobrevive a un porrazo en la cabeza con una Olivetti. PERO...
Tranquilidad, porque justo antes de tirar la máquina de escribir, Jabez había pronunciado unas palabras que desataron una magia antigua y oscura. Palabras que serán el detonante de su historia:
-Vendería mi alma al diablo por ocupar el lugar de...
No recuerdo el nombre, pero se refería al amigo del contrato millonario. Con eso ya tienes todo lo que necesitas saber. 
Pues, como te decía, mira tú por dónde el diablo lo escucha y llama a su puerta (literal), encarnado en el tipazo de Jennifer Love Hewitt, para sellar el acuerdo que tan inconscientemente Jabez ha formulado.



De este modo, la señora que acabó siendo victima del arrebato de ira con máquina de escribir incluido, vuelve a la vida, levantándose del suelo como si solo hubiera tropezado. Y, esa misma noche, nuestro chico inicia una carrera de éxito como escritor. Tanto, que incluso Tom Cruise adquiere los derechos de su primera novela para hacer una peli. Una malísima, eso sí, y con unas lamentables críticas. Tan malas como las que suelen tener los libros de nuestro protagonista, aunque se vendan como churros. Digamos que Jabez no está muy valorado entre sus compañeros de letras. Lo que, sin embargo, no impide que se lleve un montón de premios porque, como ya sabemos, en estos tiempos modernos la fama es mejor reclamo que el talento. La cuestión está en si a la persona que ostenta tanta popularidad le compensa tenerla aún sabiéndola inmerecida. 
¿Vale la pena el éxito a cualquier precio? He aquí el gran dilema que nos plantea la película.
Para mí, la respuesta es clara: por supuesto que no. Pero, por si hay gente más indecisa que yo, el guion sigue ahondando en el tema. Para ello, la cinta muestra como el amigo cuyo lugar en la vida quiso ocupar Jabez cae en desgracia. El hombre termina destrozado como autor, acusado de plagio, y finalmente muere atropellado por un taxi. El mismo que pretendía tomar, dando un claro ejemplo de esperpento y mala suerte. El colmo de la desgracia justificado por la diablesa Jennifer con la siguiente afirmación:
-Para que uno triunfe otro debe fracasar. 
Menuda filosofía, ¿no? Yo, por si acaso (ya sabes, todo lo de la ley del Karma, y eso) sigo defendiendo que mejor te fijes en lo que haces tú y no te ocupes de lo que consiguen los demás. Me parece mucho más sano.
El caso es que nuestro escritor va perdiendo a aquellos que apreciaba, al tiempo que gana esa fama vacía de talento. Es entonces cuando empieza a desear volver a ser quien era antes: el escritor fracasado que vendía corbatas para sobrevivir. También es en este momento de crisis existencial cuando se reencuentra con un editor (con la cara de Anthony Hopkins) que, en su día, rechazó su novela.
Sí, sí; el elenco de la peli es buenísimo. Lo infumable  es el resultado final de la misma.
En fin, resumo rápido. Resulta que el editor también vendió su alma al diablo, por eso ha calado a Jabez desde el principio y sabe qué hay tras su éxito. Pero, en vez de enemistarse, los dos, hartos de estar entre las garras de la sexy Satanás que los ha liado, se alían para romper el contrato que une a nuestro escritor con esta vil criatura. De ese modo, también Hopkins podrá deshacerse de ella. Es un dos por uno, ganan ambos.
Ni cortos ni perezosos, llevan a la diablesa a juicio (¿qué? ¿exagero al decir que es una peli horrible?). Un contencioso que tiene lugar en el inframundo, claro está. Con un jurado popular formado por Oscar Wilde, Hemingway, Truman Capote... Y en el que el juez es, ni más ni menos, que el amigo  escritor que terminó debajo de un taxi, en vez de en el asiento del pasajero. 
Pues sí; Jabez lo tiene chungo. Suerte que cuenta con la ayuda de Hopkins como letrado, quien hace una defensa impecable de su caso. 
Aquí sucede lo verdaderamente interesante de la peli, y la razón por la que estoy escribiendo esta entrada. ¡Ay! ¡Mis larguísimas introducciones y yo!🤦‍♀️
Frente al tribunal de famosos y reconocidos literatos, Hopkins expone el caso de su cliente: un escritor que sueña con ser leído y que sus historias lleguen a millones de personas. Porque para eso escribimos todos, no nos engañemos. Los escritores necesitamos lectores. Gente a la que comunicar nuestro punto de vista; nuestros sentimientos y pensamientos. Pero si el autor no tiene alma... ¿qué podría escribir?
Ya digo que la película es malísima. Lo he repetido tanto, a lo largo de esta entrada, que me estoy haciendo pesadísima. Aún así, más allá del lamentable resultado en pantalla, el guion se basa en una muy buena idea. En una gran verdad que me deja entrever los sentimientos de quien (o quienes) lo escribió. 
A él (ella o ellos) le digo, de escritor a escritor: te entiendo perfectamente, hermano 👊. Yo sé por lo que has pasado y cómo surgió la inspiración para esta historia. Lo sé porque este guionista ha dejado parte de su alma, de sus vivencias como autor, en su guion. Como hacemos todos con nuestros textos. Lo curioso de escribir, concretamente de escribir ficción, es que hablas de personas que no existen y situaciones inventadas. Sin embargo, es sobre ti sobre quien estas escribiendo. 
Por ejemplo, hay tanto de mí en mis novelas, en esas historias inventadas, que al releerlas puedo encontrar en sus páginas a mi yo del pasado. Igual que si tuviera entre mis manos un viejo diario. 
Es por esto que sí, aunque es obvio que queremos ser leídos, nuestra necesidad no está motivada por la vanidad. No buscamos presumir ante nuestros conocidos y amigos una lista de logros literarios. El éxito no es eso. Lo que queremos es comunicarnos y transmitir una idea; con la esperanza de que, quizás, alguien allí fuera, al otro lado de la página, nos entienda. 
Para eso se escribe; por eso escribimos: para desahogarnos del océano que nos inunda por dentro. Conviene no perder de vista este objetivo. 
Por cierto, por si te quedas con la duda, te cuento de Jabez recupera su alma y retoma su vida desde donde la dejó antes de firma el peor contrato de su vida. 
¿No te parece un estupendo mensaje? Yo, de ahora en adelante, me pararía dos veces a pensar si merecen la pena las perdidas que puedo tener al correr tras un sueño que, en realidad, solo es una absurda muestra de ambición y vanidad😉. 

viernes, 9 de octubre de 2020

¿Quieres conocer a Lana y a Darío?

Ya publiqué sus retratos en Instagram hace bastante tiempo. Te lo dije en la entrada anterior, si no me sigues por allí tienes que hacerlo, es oro puro lo que muestro es esa cuenta 😛.
Sé que la mayoría de las autoras y los autores de romántica suelen usar fotos de actores, modelos o cantantes para que pongan cara a sus personajes. Pero a mí, normalmente, estos me vienen con identidad propia, así que intento dibujarlos tal y como los veo. 
En principio, los retratos de Lana y Darío iban a ir incluidos en el libro, como contenido extra. Bueno, y en la versión en papel así será. Desgraciadamente, no puedo hacer lo mismo con el ebook. Y no por razones de markenting, sino de ineptitud 😓. Soy escritora, invento historias con una facilidad pasmosa. Pero lo de crear libros digitales... ¡es un misterio para mí! Me esfuerzo e intento hacerlo lo mejor posible, recurriendo a herramientas sencillas que me permitan un buen acabado. Pero, el insertar imágenes... se me resiste. 
Así pues, como soy una buena persona, democrática, y no quiero hacer distingos entre los lectores que acceda a Los amantes olvidados en su versión física o digital, he decidido hacer públicas las ilustraciones que ponen cara a sus protagonistas. Claro que esto no deja de ser algo meramente orientativo y lo que cuenta de verdad es cómo los imagines tú 😉.

Bueno; sin más dilación, aquí te presento a las estrellas de show. 

Esta muchachita de frondosas trenzas es Lana.


Y este mozalbete con pinta de relamido es Darío.

Te podría contar muchísimas cosas sobre ellos. Pero, mejor que soltarte una parrafada, lo que voy a hacer es dejar que seas tú quien los conozca de primera mano. Que siempre es mucho mejor formase una idea propia que dar por buenas las opiniones de un tercero 😉. Por mucho que el tercero en cuestión sea el autor de la novela. 
El próximo lunes publicaré en este blog el primer capítulo de Los amantes olvidados. Así abrimos boca y, ya sabes, si te quedas con el gusanillo de saber qué depara el destino a este par, a partir del día 13 de octubre (es decir, el martes siguiente 😱) tendrás la respuesta en Amazon. 

¡Te veo el lunes en el preestreno mundial de Los amantes olvidados!

viernes, 2 de octubre de 2020

Portada y sinopsis de "Los amantes olvidados"

Me he pasado todo septiembre dando la brasa con Lana y Darío, mis chicos de Los amantes olvidados, mi nueva novela, por Instagram. Pero, por si no me sigues por allí... Bueno, a ver; espera un momento. Si no me sigues por ahí ya estás tardando en hacerlo. ¡A ver qué va a ser esto! Que es gratis, hombre. No te cuesta nada ya mí me ayudarás mucho. Ya sabes lo que decimos los artistas: 《no necesito más talento, sino más likes》😛. 
Esto es una sobrada, tienes toda la razón. Pero, ¿sabes qué te digo? Llevo toda la vida pecando de humilde y no me ha ido bien. Voy a cambiar la táctica,  a ver qué tal🤷‍♀️.
En fin, a lo que iba, que no me quito la manía de enrollarme como una persiana. Vengo (como ya habrás leído en el título de la entrada) a dejar por aquí la portada y sinopsis de Los amantes olvidados
Espero que le des una oportunidad a Lana y Darío para que te cuenten su historia 🤗.


Sinopsis: Lana y Darío no estaban destinados a encontrase. Nunca, en ningún lugar y sin importar cuáles fueran las circunstancias; ellos jamás deberían haber coincidido. Sin embargo, una falla en el engranaje del universo los colocó frente a frente. 
En realidad, no fue el universo, sino el coche en el que viajaba Darío, lo que sufrió una avería. Pero tanto da. El caso es que lo que no estaba escrito en las estrellas que pasara, pasó. Y, aunque en un principio ninguno de los dos lo hubiera imaginado (y aún después de ese primer momento ambos se sigan revolviendo contra ello), una atracción irresistible se empeña en atarlos. Impidiéndoles deshacer la casualidad de un encuentro fortuito.
Dos clases sociales contrapuestas, una nación al borde el colapso y, en medio de este panorama nada propicio, dos jóvenes enfuetan su primer y último amor. Pero, cuando el ADN de este sentimiento está marcado por la tragedia, ¿podrán los amantes sobreponerse a la adversidad para convertirse en una de las muchas parejas que han vivido felices y olvidados por la historia? O, por el contrario, ¿estarán condenados a la inmortalidad que gozan los que mueren por amor?

martes, 1 de septiembre de 2020

Iniciando nueva temporada

Prometí regresar el uno de septiembre, y aquí estoy. Se me podrá culpar de mil cosas, menos de no ser una mujer de palabra. 😉Aunque, bueno; cumplidora, lo que se dice cumplidora... pues depende con qué. No me voy a colgar medallas inmerecida. 


Si te soy honesta, de esos planes que comenté al anunciar el cierre del blog durante el mes de agosto... Me vendría muy bien poder usar aquí los emojis de las cacas del WhatsApp, para expresar gráficamente que ha sido de ellos. 
¿Te acuerdas de esa novela que me aposté con una amiga que podía acabar en un mes? Vale, pues llegados a este punto ya puedo decir, oficialmente, que me toca pagar una cena. 🤦‍♀️ No me he acercado al ordenador ni para quitarle el polvo. Aunque tampoco he pecado de gandula, ¿eh? He estado escribiendo poesía a cascoporro (expresión a la altura de la labor literaria que he estado realizando, para no desentonar 😛). Algo de lo que he dado buena cuenta en Instagram.
Sí, ya ves; yo, que me abrí cuenta allí solo por cumplir con la obligación de tener una red social que los tiempos modernos imponen a los escritores, estas últimas semanas me he hecho asidua al lugar del que tanto he renegado. Hasta he colgado fotos personales, mostrando la cara. Algo que decidí no volver a hacer. 
Tranqui, ni yo misma me entiendo. No te culpes si tú tampoco puedes hacerlo. 
Hasta he pensado saltarme lo del mes de vacaciones del blog y retomar la rutina de publicaciones por aquí. Total, si no he escrito una página, y he andado perdiendo el tiempo dándomelas de influenciar de tercera regional, ¿pa' qué tener esto parado? Pero es que, ya que me había despedido, me parecía feo regresar antes de tiempo, la verdad. Vamos, que si no me he pasado por aquí hasta hoy ha sido por vergüenza, no por otra cosa. 😛
Pero también tengo buenas noticias en medio de este despropósito de mes que he tenido. Lo que sí he cumplido, de la lista de objetivos que me propuse acometer durante el ya extinto agosto, ha sido terminar de corregir Los amantes olvidados. La historia de Lana y Darío está lista para su publicación. La cual será entre finales de septiembre y comienzos de octubre. No tengo aún  fecha exacta porque todavía debo consultarlo con don Amazon, a ver para cuando me da el visto bueno. Pero, en cuanto lo sepa de cierto, por supuesto que lo anunciaré por aquí.
¿Qué? ¿A que te acabo de alegrar el día y hasta la semana? Seguro que ya no podías vivir esperando lo nuevo de Adriana Andivia. 😜
En fin, una vez comunicado el orden actual de mi desastrosa carrera literaria, paso a decir que desde hoy el blog retoma su dinámica habitual. Andaré por aquí, semanalmente, para contarte mis ideas de olla o dármelas de poeta, según me pille el cuerpo. Así que ya sabes, pásate y echamos un ratito charlando. ¿Te apetece?