Yo era (y siempre seré por los siglos de los siglos, ¡amén!) más de Dirty Dancing. De hecho, hay por ahí quien piensa que aún estoy obsesionada con esta peli. Y mi hermana y yo seguimos manteniendo a día de hoy una encarnizada disputa por intentar hacer ver a la otra cuál de estos dos musicales es mejor. Evidentemente, yo llevo la razón.
Pero, a pesar de ser una persona con buen gusto, capaz de entender que el cine ha dado pocas parejas como Baby y Johnny 😛, he tenido infancia. Esto quiere decir que también he visto, y visto y requetevisto Grease, ¡hasta la saciedad! Incluso vi la versión teatral que hace años protagonizaron Gisela y el guapo Jordi Coll. Por eso, porque también he sido la pava de la clase que soñaba con que el chulito (que en el fondo era un pedazo de pan, pero se veía socialmente condicionado a esconder su sensibilidad tras una máscara de estereotipada masculinidad) se fijara en ella, y porque en esta película veía la encarnación de mi sueño hecho realidad, quiero salir en su defensa.
Un emogi caracterizado de súper héroe es lo que me hace falta ahora mismo, pa' expresar mi estado de ánimo 😛.
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¿Te puedes creer que nunca me he dado cuenta de lo cortísimo que llevaba esta muchacha el flequillo? |
A ver, te pongo en antecedentes, por si no te has enterado de la polémica.
Resulta que, hace unos días, uno de los canales de la emisora inglesa BBC transmitió la película Grease. Hasta aquí, nada que no haya sucedido chorrocientas veces. La novedad está en que, esta vez, la retransmisión dio lugar a que se produjera una oleada de críticas por parte del público joven. El cual expresó su disconformidad con el guion de este film (que en su día ganó 10 Oscar) por considerarlo machista, homófobo y racista.
¡Ahí es na'! Se quedaron bien a gusto, los chavales.
A ver, yo no voy a entrar a valorar si tienen o no razón porque... Evidentemente, la tienen. Pero es que aquí se está produciendo algo que me da mucho miedo, y es esa tendencia a un pensamiento liberal con un trasfondo tremendamente dictatorial.
¡Ea! Pues yo también me he despachado de lo lindo 😛.
En mi opinión, aquí hay un problema de base, y es el querer juzgar una peli de 1978, que además retrotrae la acción aún más en el tiempo para ambientar la historia en la década de 1950, con una mentalidad de 2021. Y eso, chicos que os habéis sentido ofendidos, me vais a perdonar, pero no se puede hacer. Yo estudié Historia en la universidad y tengo tatuadas en la mente dos frases que los profesores nos repetían, a mis compañeros y a mí, hasta la saciedad:
- No caigáis en la prepotencia de juzgar la cultura como esto que vosotros tenéis a vuestro alcance: lo que habéis aprendido en los libros. La gente que no ha podido estudiar también tiene cultura, lo que pasa es que esta es diferente a la académica; es la que ellos necesitan para vivir. Y, a vosotros, nada de vuestros conocimientos os valdrían en su mundo. Seríais unos ignorantes.
- ¡Haced el favor de dejar de juzgar los hechos, y a los personajes históricos, con vuestra mentalidad de jóvenes del siglo XIX! Si de verdad queréis entender y aprender algo, intentad conectar con la época.
Dos verdades, como dos catedrales de grande. Gracias, señores y señoras profesores de mi uni 👍.
Está claro que, si vemos o leemos algo que tiene más años que Toño Potoño encontraremos cosas que, gracias a Dios, en nuestra actualidad se consideran tanto social como moralmente censurables. O eso, al menos, es lo que debería suceder porque es el indicativo de que la humanidad avanza para ser mejor. Ahora bien, si estos cambios nos van a escandalizar al punto de organizar un linchamiento contra la obra artística en cuestión... Entonces, lo del avance social que mencioné antes se va a la porra.
¿Fue Netflix quien tuvo que agregar un cartel, al inicio de Lo que el viento se llevó, para advertir al público lo deleznable que era la sociedad esclavista que retrata la peli? ¡Pues muy mal! Esto, ya lo ve el espectador por sí solo, señores de Netflix. No somos tontos. Y, el que quiere entender, entiende. El que no, ni a tiros lo va a hacer.
Lo que el viento se llevó muestra un mundo que se asienta sobre una visión de los derechos humanos muy cuestionable. Eso, por decirlo de un modo suave. No obstante, no deja de ser una gran película, reflejo de su tiempo. Y el pasado no se puede borrar, lo único que podemos hacer es aprender de él para no caer en los errores que ya cometieron las generaciones pasadas (¡aviso a navegantes!). Y, sobre todo, lo que no podemos es eliminarlo solo porque no nos gusta. ¿No es mejor observar con una visión crítica (que no criticona), sana y tolerante? Porque, de lo contrario, además de acercarnos peligrosamente al totalitarismo estamos cayendo, como siempre digo, en un esquema tan de 1984...Que da pavor.
Yo, por mi parte, seguiré viendo Grease, y cualquier otro clásico que se me ponga por delante, siendo crítica con todo lo que, bajo mi personalísimo punto de vista, está bien o mal. Pero intentando no perder de vista que la gente que trabajó en ese proyecto se movía en terreno diferente al mío, e intentado conectar con ellos para entender lo que querían contar.
En definitiva: SEAMOS LIBERALES, PERO DE VERDAD.
Para finalizar, recojo este tuit porque... Pues porque me ha hecho gracia 😛, sin más.
Los créditos a El Richal, que no tengo el gusto de conocerle pero ha estado sembrado 👏.
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