viernes, 28 de junio de 2019

Mi sueño es de papel

¿Recuerdas cómo empieza la película Mamma Mia? Con Amanda Seyfried Sophie, en la cinta― caminando de noche, descalza y en camisón, hasta un buzón en el que echa unas cartas. Todo ello mientras canta, henchida de emoción, "I have a dream..."🎶. Pues este post podría comenzar del mismo modo. Pero tranquil@, que te voy a ahorrar el mal trago de oírme cantar. Aunque amo la lluvia, soy consciente de que es un gusto que pocos comparten conmigo. Aquí, en mi ciudad, caen dos gotas y se pone todo el mundo de una malísima uva... Así que no seré yo quien agüe y nunca mejor dicho la fiesta a nadie. Mejor tiramos de imaginación y ya está.
¿Me ves ahí? ¿Vestida de blanco, con la melena al viento y un puñado de sobres en la mano?
Como Sophie, también he estado enviado cartas últimamente. Concretamente, he escrito a todas las editoriales de mi larga lista, en la que incluyo a las que se dedican a la publicación de Novela Romántica. Y, al igual que la chica de la peli, mis mensajes contenían un sueño. 
Claro, lo has adivinado: que alguna de ellas publicase mi novela. Tampoco era muy difícil de acertar. ¿Qué, si no eso, podría querer yo de esos señores/as?
Pero, para serte completamente sincera, mi sueño va un poco más allá. No le basta con una publicación cualquiera. Esta debe reunir una serie de requisitos para que se ajuste a lo que demanda. O, para ser más precisa, un requisito. Es solo una cosa lo que mi sueño anhela: que la historia que he enviado junto a mi carta de presentación y demás parafernalia se convierta en un libro físico; que se materialice sobre el papel. 
En este sentido, a pesar de tener dos novelas publicadas me siento como si aún no hubiese debutado. 😢
El e-book no es lo mío. ¡Ea, ya está! Lo he dicho. 
Más aún, tan poco me gusta esta forma de leer que, hasta hace cuestión de meses, ni siquiera tenía libro electrónico. Al final, la realidad me ha obligado a bajar de mi nube romántica para, como con tantas otras cosas, adaptarme a los tiempos modernos. Pero, aún así, si puedo disponer de un título en papel y en digital, prefiero ahorrar un poco más y adquirir el primero. 
Reconozco que le veo muchísimas ventajas al libro digital. Por ejemplo, te permite ahorrar espacio en casa. Además, es beneficioso para la preservación del medio ambiente. Por no hablar de que resulta más económico tanto para los lectores como para las editoriales que los producen.
Y, pese a todo esto... nunca tendrá el encanto del papel y la tinta. 
No sé si te pasa lo mismo, pero yo tengo la sensación de que nos hemos convertido en coleccionistas de aire. Antes, no hace tantos años, guardabas con cariño los libros que te habían hecho soñar con sus historias. Acariciarlos, olerlos y sacarlos de la estantería en la que los tenías para releer algún párrafo también formaba parte del placer que reportaban. Lo mismo sucedía con los CD de música. Además de oírlos, gustaba sacar el librito, ver las fotos en las que el artista posaba con un look de andar por casa más glamouroso que nuestros vestidos de domingo, leer las letras de las canciones...
Todo esto se va perdiendo en favor de pagar por un archivo que, al final, no deja de ser aire; algo que no puedes tocar. 
Sí, tenemos el dormitorio muy despejadito y ordenado, eso es verdad. Pero, ¿no te parece que ese espacio libre resulta también bastante impersonal?


A mí sí.
El hecho de que mis libros no sean tangibles me hace sentir como si, en cierto sentido, no hubiesen dejado de ser el sueño que pululaba dentro de mi cabeza. Le he dado forma, eso sí; y he podido compartirlo con más personas, pero... ¿Dónde está? 
No puedo verlo. Menos aún tocarlo.
Es por esto que, con Jero y Abril, decidí hacer de cuenta que soy una principiante. Comienzo de nuevo como escritora con ellos. En este sentido, mi primera decisión fue enviar el manuscrito a editoriales que publiquen solo en papel. Así que hice un exhaustivo recorrido por todas las webs y...  pues llegué a la conclusión de que no tengo modo de asegurarme esta característica. Porque sí, hay empresas que editan en papel, pero también en e-book y, claro, ¿cómo garantizar que, en caso de que estén interesados en mi novela, sea para publicarla en formato físico y no en digital?
Honestamente, me siento perdida. No sé qué hacer para sacar mis historias de la zona etérea
Hasta no hace mucho solía consolarme diciéndome a mí misma que lo del papel ya no se lleva. Que era manía mía, que soy tan antigua con mi amor al libros físico como con la mayoría de las cosas. Pero la verdad es que, ahora que me paseo por Instagram que mal hacen las redes sociales, son el espejo de todo lo que queremos y no poseemos he descubierto que son muchas las autoras de romántica que tiene sus obras en papel. No solo las de más relumbrón, como yo creía. También otras más modestas. Por no hablar de que, cuando alguien pregunta dónde puede comprar mis novelas y les advierto que solo están disponibles para e-book, se les ensombrece el rostro de un modo que evidencia que tanta modernidad es un problema. El interés mostrado un segundo antes se desvanece tras el dato de forma irrecuperable. No debo ser la única que se resiste o resistía― a comprar el aparatito. 
Al final, el trauma, siempre al acecho, hace acto de presencia para morder con ganas el muy infeliz: "¿Por qué mis obras no están publicadas en papel? ¿Será porque no soy lo bastante conocida? O, peor aún... ¡¿Lo suficientemente buena?! A ver, que puede ser. Si vamos a ponernos a estudiar posibilidades habrá que incluirlas todas, hasta las que me hacen daño..."
¿Entiendes ahora por qué sufro migrañas cada vez con más frecuencia? Ya no me aguanto ni yo misma. 
Al final, he enviado el manuscrito a todas las editoriales que conozco. Sin mirar sin publican en papel o no. Y a esperar, esperar, esperar... Si resulta que alguna me responde ofreciéndome la oportunidad de publicar, otra vez, en digital... Pues aún no sé qué les responderé. Ya lo valoraré cuando llegue el momento. 
En fin, ¡qué complicado es este mundo!😛.
Vamos a dejarlo aquí, que me está comenzando a entrar ansiedad. Mejor, me despido cantando al estilo Mamma Mia. A ver si así me relajo un poco.
Venga, a la de tres:
1...
2...
3...
🎵I have a dream, a song to sing...🎶

viernes, 21 de junio de 2019

Me gustas (poema)

Me gustas.
¡Y cómo me gustas!
De la raíz del pelo 
a los dedos de esos pies
que no saben dar un paso cierto.

Me gustas de norte a sur,
de este a oeste
y de diestro a siniestro.
Como un país
limitado por las fronteras
que ponen coto a tus sueños.

Del derecho y del revés.
Irracional y cuerdo.
Valiente y aterrorizado.
Héroe y villano a un tiempo. 

Me gustas por lo que crees, 
por lo que sabes
y lo que vas aprendiendo. 
Pero aun más por lo que desconoces,
por esos infinitos defectos.

lunes, 17 de junio de 2019

Tu carta de presentación como escritor/a

La carta de presentación es ese documento con el que, valga la redundancia, nos presentamos a las editoriales cuando enviamos nuestro manuscrito. Un CV que, para qué nos vamos a andar por las ramas, da una pereza terrible redactar. Porque sí, así somos los escritores; podemos pasarnos horas y horas, páginas y páginas, hablando del archiduque VonGraf y sus líos de faldas. Pero, cuando se trata de poner los dedos al servicio de la burocracia... Que no, que no; eso no está hecho para nosotros. 
Te entiendo. Qué me vas a contar, si a mí me pasa exactamente lo mismo. Sin embargo, ahora que he pasado por la experiencia de redactar la mía,―mis dos novelas publicadas fueron seleccionadas de entre las enviadas a concurso, así que esta es mi primera vez preparando todo este papeleo la verdad es que me he dado cuenta que escribir una carta de presentación no es tan pesado como me parecía desde la distancia. En realidad, creo que una vez le das forma a la primera ya las has hecho todas. Y no es un modo de hablar, sino una convicción de verdad. Una carta de presentación bien enfocada te puede servir de plantilla para todas las que tengas que redactar durante tu vida profesional. 
¿Cómo? Muy sencillo, ya te lo digo. Vamos a verlo por partes. 
Para empezar, hagamos un mapa visual con todos los puntos que debe recoger este documento. Los cuales, como bien sabes, son:
  1. Datos de contacto: información fundamental y muy sencilla de facilitar, ¿verdad? Nadie conoce mejor que nosotros nuestros datos personales (nombre completo, DNI, dirección...). Debemos escribir estos junto con aquellos que sirvan a la editorial para comunicarse con nosotros (teléfonos, correo electrónico y blog). Revisa bien estos últimos, no sea que con las prisas te equivoques y termines perdiendo una oportunidad de ver tu manuscrito publicado. 
  2. Encabezado que incluya el nombre y cargo del destinatario: vamos a ser claros, el objetivo de toda esta parafernalia es demostrar que somos unos profesionales. En este sentido, molestarte en hacer una búsqueda por Internet para averiguar el nombre de la persona a la que va a llegar tu carta, y su puesto dentro de la empresa, te hará ganar puntos de inmediato. Sé que es un dato difícil de encontrar y, en este caso, no nos va a quedar más remedio que tirar del socorrido "Estimado Sr./Sra.:". Pero que esta sea nuestra última opción, a la que lleguemos porque verdaderamente no nos ha quedado más remedio, no porque pequemos de vagos. 
  3. Tu experiencia como autor/a: este, y el siguiente punto el número cuatro son el cuerpo de la carta de presentación. Lo que tenemos que currarnos. Aquí vamos a alardear de nuestro bagaje como escritores. Ya lo dijimos antes, tenemos que demostrar que somos profesionales, así que no omitas ni el detalle más ínfimo. ¿Que eres novel? ¿Y qué? Si has tenido la santa paciencia de escribir una novela de trescientas páginas, seguro que te gusta la escritura. Tampoco me creo que la obra te haya salido a la primera. Habrás hecho algún curso de escritura creativa, seguramente te presentaste a certámenes de relatos cortos o, si no, probablemente escribías para el periódico del instituto o eras fijo en los concursos de ortografía del cole. Tu relación con las letras debe remontarse mucho en el tiempo. Haz memoria y exponla sin omitir detalle. Cualquier cosa, por tonta que te parezca, vale para dejar claro que vamos en serio y no estamos empeñados en publicar una novela por mero capricho. 
  4. Breve sinopsis de la obra que se presenta: pues eso. Sabes lo que es una sinopsis, ese resumen que aparece en las contraportadas de las novelas. Imagina cómo sería la de la tu historia y escríbela. Recuerda ser breve y no destripar mucho, que no es un resumen de toda la trama. 
Y... ¡Ya está! Esto es todo. Bueno, y un frase de despedida, claro está. Que no es plan de dejar al pobre remitente así, a la francesa. 

Ten en cuenta que debes ser breve y conciso. El espacio con el que cuentas para exponer todo es de una página por un solo lado. Las editoriales reciben montones de propuestas todos los días, deben atender a muchos candidatos, de manera que no los aburras con palabrería innecesaria. Por otro lado, no intentes hacerte el gracioso. Profesionalidad, ¿recuerdas? ¿Se te ocurriría hacer chistes en una entrevista de trabajo? Pues lo mismo. Puedes considerar la carta de presentación como la versión de la entrevista de trabajo en el mundo editorial. Otro fallo que debes evitar es el peloteo. Sí, como lo lees. Vamos a ver, el solo hecho de que mandes tu manuscrito a una editorial ya deja claro que te gusta el trabajo que hacen. Si te pareciesen unos matados que solo publican bazofia, ¿a que no te pondrías en contacto con ellos para que publiquen tu querida novela?  Todos valoramos nuestro trabajo, hay cosas que no es necesario decir. Por no hablar de que tanto ellos como tú, yo y el mundo entero, sabemos que, si su grupo editorial no está interesado en tu propuesta, seguirás probando suerte en otras empresas. ¡Vamos! Seguro que has aprovechado la mañana de domingo para enviarla a unas cuantas! Así que déjate de tonterías y céntrate 😉.  


¿Vemos un ejemplo?


Vamos a analizar la siguiente carta de presentación.

Nombre: Manuela López García (Vanessa Cruchs)
Como ves, Manuela escribe bajo seudónimo. Lo cual hace constar especificando su nombre de autora a continuación del real y entre paréntesis. 
Fecha de nacimiento:
DNI:
Dirección:
Teléfono:
Correo electrónico:
Blog:
Hasta aquí no es diferente del CV de toda la vida, ¿a que no?

Estimada Sra. Mª Pilar Asenjo de Formentera:
(Coordinadora departamento de lectura Ed. CieloAzul):
Como chica aplicada que es, Manuela ha hecho los deberes y se dirige expresamente a la persona que sabe que va a leer su carta. 

Mi nombre es Manuela López (aunque firmo mis escritos como Vanessa Cruss) y soy autora de Novela Romántica Histórica. 
Aclaramos género de la obra antes de nada y, de paso, volvemos a recalcar lo del seudónimo para que no haya dudas. Por cierto, si, como yo, tú tampoco usas seudónimo, es obvio que te ahorras las aclaraciones en este sentido. 
Desde pequeña he sido una devoradora de libros; lectora voraz y escritora de diarios, cuentos y cartas de amor que redactaba por encargo para que mis amigas se declarasen al niño que les gustaba de una manera decente. Ya a tan corta edad destaqué por mi dominio de la palabra escrita, gracias a lo cual no hubo curso de escritura organizado por el colegio que se me resistiese. 
Convertida en una adulta, he seguido cultivando mi afición a plasmar pensamientos y sentimientos sobre el papel. Aunque me licencié en Gestión y Administración de Empresas, no he dejado de lado mi amor por la escritura y he participado en diversos certámenes literarios. Hasta que me he sentido lo suficientemente segura para embarcarme en la aventura de dar vida a un relato más extenso, mi primera novela. La cual le presento.
Ya has visto que Manuela no tiene un historial plagado de logros literarios. Lo único que la abala es su amor a la escritura, y a eso es a lo que le saca partido sin ningún complejo. 

Caminos cruzados es una novela romántica histórica con tintes de suspense y misterio, ambientada en la Inglaterra Victoriana. La trama se centra en Georgiana White, una joven de origen humilde que, tras quedar huérfana, es acogida por el rico y despiadado Sir William de Winter, decimotercero duque de Coursevillage. Cumplidos los dieciocho años, Georgiana, cansada de los malos tratos y abusos a los que la ha sometido su tutor desde que no era más que una niña, toma una drástica decisión: fugarse de ese hogar que para ella nunca lo fue. Pero en su camino a la libertad se topa con Thomas Willife, un hombre que se gana la vida de taberna en taberna estafando a los incautos viajeros. Y nunca ha conocido a nadie tan incauto como la temeraria Georgiana. 
¿Será Thomas el hombre capaz de llevar la paz a la desdichada vida de Georgiana? ¿Será Georgiana la presa fácil que el taimado Thomas cree? Y su encuentro..., ¿será casual o el resultado de un plan urgido en la sombra?
¡Listo! Resumen hecho y carta de presentación concluida. Ahora nos despedimos, firmamos y asunto resuelto.

¿Qué? ¿Tenía razón o no? ¿Ves ahora que, escrita una carta de presentación, escritas todas? Si te das cuenta, esta misma base vale para todas las que tengas que redactar, cambiando solo lo más específico para adaptarla. Así que no desesperes. Ten encuentra que ya has hecho lo más complicado: escribir una novela. No vas a dejar que una hojita más te arruíne el humor, ¿a que no?
Mucha suerte, y a por las editoriales 💪. 

lunes, 10 de junio de 2019

La cómoda y el diván

Parece que me haya convertido en cronista de Nárnia. Pero no; no es eso. De manera que no esperes que el príncipe Caspian se vaya a dejar caer por aquí porque no es el caso. Ya te aviso. Tampoco te quejes, últimamente hemos tenido bastantes príncipes como estrellas invitadas en el blog, el cupo de sangre azul está cubierto. Así que hoy voy a dejar de lado a la realeza para ocuparme de asuntos más populacheros: los errores de vocabulario. 
¡Anda! Cómo para imaginarlo, ¿eh? Con este título que me ha dado por poner😒 ... pero espera que te explique y verás que la relación entre tema y enunciado está más que justificada. 
Siempre tenemos la idea de que un escritor es alguien que domina el idioma en el que escribe a la perfección y no comete errores de ningún tipo con la que, al final, es su principal herramienta de trabajo. Vale, en un mundo ideal sería así, pero la realidad dista mucho de parecerse a este. Lo siento por Aladdin y Jasmine, no es por fastidiarles el dúo, pero cuanto antes lo entiendan mejor. 
Nos equivocamos, todo el mundo lo hace. Hasta los médicos fallan a veces en sus diagnósticos. De modo que no creo que haya que poner el grito en el cielo porque a un humilde juntaletras se le revele una sílaba poco dispuesta a ocupar su lugar en la palabra. O, incluso, esas B que se intercambian con las V como gemelos idénticos y traviesos. Y no, no estoy justificando nada, que quede claro. Soy una firme defensora de la ortografía bien usada en cualquier contexto. Incluso ese terreno tan poco propicio a la floración de una correcta gramática como lo es Whatsapp. Solo digo que, entre caer en la dejadez y convertirse en un obseso del tema que sea hay un amplio y saludable margen muy digno de ser tenido en cuenta.
Ningún radicalismo conduce a nada bueno.
Y, dicho esto, paso a contarte el error más grande por lo absurdo e injustificado que he cometido en mi cortita carrera de escritora. Imagínate los que llevaré en mi mochila si algún día llego a tener una andadura considerable 😜.
¿Te acuerdas de Jero y Abril? Sí, los dos secuestrados de los que te hablé algunas entradas atrás. Pues todo sucedió con esta novela. Menuda historia accidentada, ahora que lo pienso. Avise que antes de ponerme con el envío del manuscrito a editoriales quería darle otro repaso. Y es cierto que soy un poco exagerada con lo de poner guapo el texto y que no sé cuándo ha llegado el momento de dejarlo en paz. Pero, en esta ocasión, tengo un motivo de peso para justificar el repaso. O dos; en realidad, son dos las razones: una cómoda y un diván.
¿Te reirás de mí si te digo que acabo de descubrir que no son lo mismo?
Vale, adelante; hazlo. La verdad es que no es para menos.
Cuando era una niña, mi padre solía jugar conmigo recitándome un trabalenguas que decía: "¿Por qué llaman a la cama, cama, y a la cómoda, cómoda, siendo más cómoda la cama que la cómoda?". Desde aquella época en mi cabeza la cómoda se dibujó como una especie de diván. Un mueble que vale para acostarse pero que, ¡oye! ni de lejos te proporciona el confort de una cama. Es así como, a la habitación de Jero, llegó una cómoda encubierta en la forma de diván en la que el pobre hombre, por exigencias de la trama, hubo de pasar más de una noche.
Ahora que soy consciente del fallo que cometí con la decoración no quiero imaginar cómo amanecería el infeliz por las mañanas. La espalda hecha polvo debía tener.


Esto es una cómoda... ¡ESTO!

No fue hasta después de terminar la novela, haberla registrado y con ella ya siendo juzgada por los responsables del concurso al que la mandé como primera opción para su publicación, que caí en la cuenta de este error que me ha perseguido toda la vida.
¡Qué vergüenza me dio! Ni te lo imaginas. Con lo perfeccionista que soy para estas cosas. 😓😳
La luz se hizo en mi cabeza una tarde en la que, reunida con mi familia, estuvimos debatiendo sobre algunos cambios que mi padre quería hacer en su casa. Concretamente, se le había metido entre ceja y ceja deshacerse de la cómoda de su dormitorio.
A mí nunca me gustó. Era cosa de tu madre, y como ella ya no está...
Fue mi hermana la que le respondió.
Bueno, pues como quieras. Pero piensatelo antes porque te veo deshaciéndote de todos los muebles para vivir como un asceta.
Fue una manía que le entró, la de querer desprenderse de todo. Mobiliario, fotos...
Yo, en lugar de dar mi opinión, me limité a pensar: "mira, se han equivocado. La cómoda, dicen; ¡si eso es una cajonera!".
Sí; ya sé que tengo que empaparme la colección de catálogos de Ikea.
El caso es que al principio no le di más importancia. Pero, conforme la conversación fue avanzando y la cómoda hizo acto de presencia en ella repetidas veces y en el mismo contexto... Pues digamos que este optimismo del que soy victima comenzó a desvanecerse para dejar espacio a la duda.
"¿A que me he equivocado?"
En ese instante Jero me vino a la mente, cuestionándome entre sátiro y mosqueado:
¿de verdad sabes dónde me has puesto a dormir?
No le respondí. En vez de hacerlo cogí el móvil, recurrí a San Google y, valiéndome de su apartado de imágenes, escribí las palabras "cómoda mueble". Todas las fotos que me aparecieron fueron similares a la que ilustra este post.
¡Ay, Dios mío! ¡Lo que había hecho! Y, lo peor de todo, es que mi Lectora Beta se quedó tan pancha después de leer la burrada que escribí más de una vez y de dos. Porque, vamos a ser claros, la cómoda que no era cómoda tiene cierta importancia en la relación de Jero y Abril.
Así que aquí ando ahora mismo, moviendo muebles 🤣. Ya tengo la redecoración casi lista, y esta vez acondicionada a las necesidades de los inquilinos que habitan entre las páginas de la novela.
¿Ves como esta re-re-revisión del texto sí que tenía su justificación?

martes, 4 de junio de 2019

La operación bikini (poema)

La operación bikini se acerca.
La operación bikini está aquí. 
La operación bikini ha llegado
pa' amargarme el porvenir. 

Pa' joderme los almuerzos,
desayunos, meriendas y cenas.
Pa' robarme la alegría de comer
lo que yo quiera. 

Misión imposible que, aviso,
no creo que pueda cumplir.
¡A la mierda! Yo deserto.
Dame chocolate y déjame vivir.

sábado, 1 de junio de 2019

El chico Disney que romperá tu corazón, según tu signo del zodiaco

Andaba yo el otro día perdiendo el tiempo con mi teléfono móvil, en vez de gastarlo con los seres humanos de mi alrededor terrible mal demasiado común en estos tiempos modernos 😔, cuando me encontré con un artículo titulado así: Este es el chico Disney que irremediablemente rompería tu corazón, según tu signo del zodiaco. Y sí, lo has adivinado, me faltó tiempo para leerlo. No es un secreto que los príncipes de Disney son los responsables de haber endulzado mi infancia y amargado mi adolescencia, cuando fui lo bastante madura para comprobar las diferencias entre expectations Vs reality. Vamos, lo normal; nada que no le haya ocurrido a tant@s otr@s.
Quiero aclarar que, la primera vez que leí el título del post que voy a comentar, equivoqué el sentido. Si es que me cegué 😳. Reconozco que, ahora que lo he vuelto a leer, con calma y sin ansia, el tono del escrito y su intención están claros. Pero en aquel momento yo, alma cándida e inocente como soy, esperaba encontrarme un juego y no la crítica que en realidad es. Pero me bastó conocer la predicción para el primer signo Aries, cabeza de lista según lo habitual y su emparejamiento con el príncipe de Cenicienta para entender de qué iba el asunto.
Para que tú también te hagas una idea, reproduzco lo que me auguraría el destino a mí, una nacida bajo el signo de Acuario el 13 de febrero, ahí lo dejo caer de haber tenido la desdicha de cruzar mi camino con el de Felipe, el galán que despertó a la Bella Durmiente con su apasionado beso de amor. Nunca fue uno de mis personajes favoritos. Creo que esta peli es de las muchas de Disney que tienen un guion escrito para lucimiento de los secundarios, y donde los protagonistas son una mera excusa para conseguir este fin.  Sin embargo, la habilidad del muchacho con los labios despierta mi interés ¡cómo debe besar! ¿Te lo imaginas?―. Y, después de ver esta imagen de su versión en este plano...

Este es Felipe tras colarse por una alcantarilla. Nada idílico portal que,
 no obstante, como vimos en Encantada, es el que permite viajar 
del país de los cuentos de hadas a la realidad. 

¡Ay, madre! No creo que puede darle largas, ¿eh? De verdad, no soy lo bastante fuerte para ello.  Así que... ¡A la porra!, que la tragedia caiga sobre mí. Estoy preparada para asumir las consecuencias. A ver, ¿qué dicen los astros?

Acuario: Si bien Acuario agradecería al príncipe Felipe por besarla y romper la maldición, lo primero que anhelaría este signo amante de la libertad es volver a salir y perseguir sus propias aventuras. Este signo independiente es una princesa que se rescata a sí misma, y las ideas de Felipe de la vieja escuela sobre el amor y los roles de género serían demasiado limitantes para Acuario.

¡Vaya! Y yo que ya nos veía desatendiendo nuestras obligaciones reales y burlando la guardia de palacio para escaparnos juntos a lomos de su caballo blanco. ¿Cómo se llamaba? Tenía nombre, ¿no? Bueno, da igual. Luego le pido a Felipe que me lo presente.
Pese a mis fantasías, debo reconocer que el/la futurologo/a tiene razón. ¿Para qué voy a mentir? Lo de ser princesa consorte es un plan que me seduce tan poco que, hace un año, ya le escribí una carta a mi príncipe azul en la que le explicaba que no me veo en el cargo. Las cosas claras, antes de que la suegra empiece a sacar pegas mejor hablar con el interesado. Más que Aurora (la Bella durmente) aunque me encanta remolonear entre las sábanas soy bastante Pocahontas: me gusta ir "donde me lleve el viento". Pese a que no creo en el zodiaco y sus predicciones, sí me veo muy reflejada en la semblanza que se hace de Acuario. 
De modo que lo siento mucho, Felipe. Por desgracia, debo darle la razón a los astros. Puedo ofrecerte unos pocos meses de dulce romance y ardiente pasión, pero nada más que eso. Después, tú te vuelves a tu trono, yo a mis locuras, y todo el mundo feliz. ¿Vale? Tampoco es que sea obligatorio rematar nuestro idilio en el altar. Mejor vivamos para siempre con el bello recuerdo de nuestro tiempo juntos. 
Por si no te has dado cuenta estoy super metida en el papel. ¡Maldito retrato! Nuca debí verlo. ¡A ver cómo supero esto ahora!
Volviendo al tema, si leemos bien lo que dice la predicción no es solo mi carácter poco dado a ataduras lo que se interpone en nuestra relación. Las ideas "de la vieja escuela" de Felipe "sobre el amor y los roles de género" también son un insalvable muro entre nosotros. 
Personalmente, no entiendo a qué se refiere la/el autor/a del texto al hablar del amor de la vieja escuela. Para mí, el amor es simplemente eso: amor. Un sentimiento que se profesa hacia otra persona y que te lleva a valorarla, cuidarla y querer siempre lo mejor para él o ella. Igual es que yo también soy muy antigua en este tema, y no estoy al tanto de las nuevas tendencias. En ese caso, y a pesar de mi signo, Felipe y yo sí que nos compenetraríamos bien. 
Lo de los roles de género, por el contrario, sí que lo entiendo. Y como feminista que me considero estoy de acuerdo en que podrían ser causa de choque con mi pareja. Sea este príncipe de cuento o albañil. Hay cosas que no estoy dispuesta a aguantarle a nadie. Y existen comportamientos que pueden dar al traste con el amor más profundo de todos. Entre otras cosas porque no son merecedores de él. Si este es el caso, aquí el/la vidente acierta de pleno. ¡Anda que me iba a faltar tiempo para correr a pedir los papeles del divorcio en los juzgados de Disneyland! Eso en el hipotético caso de que nos hubiésemos casado, que ya he dicho que no estoy nada por la labor.
Sin embargo, debo decir que, por lo poco que los señores guionistas de este clásico Disney me permitieron saber y conocer sobre Felipe, nunca lo imaginé como ese tipo de hombre. No tengo los datos suficientes para creer, y menos asegurar, que sea de los que quieren a la mujer "en casa y con la pata quebrá". Ni él ni, tampoco, Aladdín o John Smith estos dos eran mis favoritos; tenía la esperanza de que el zodiaco me emparejase con alguno de ellos, ¡qué chasco!. En realidad, no he percibido ningún comportamiento reprobable por parte de los protagonistas masculinos de estas películas hacia sus parejas femeninas. Ningún desprecio, ningún insulto, ningún maltrato. Al contrario, si por algo se caracterizan para mí estas historias, es por presentar una imagen extremadamente ideal y almibarada de las relaciones de pareja.
Es cierto que ninguno de los tipos mencionados en la lista son perfectos. Aladdin era un ladrón que subsistía en las calles de Agrabah de un modo nada honroso, John Smith estaba lleno de prejuicios racistas, Eric iba tan cegado persiguiendo a un fantasma que ni siquiera podía ver que tenía a la mujer a la que buscaba delante suyo, el príncipe de Cenicienta era un tío sin voluntad que padecía prosopagnosia... Y, así, con todos. Y con todas, porque ellas tampoco se quedaban atrás. Jamás entenderé por qué Cenicienta no se impuso a su madrastra y sus hermanastras y las sacó a patadas de la que era su casa. Que Ariel estuviese dispuesta a dejarlo todo por un chico al que había visto solo una vez y con el que no llegó a cruzar ni media palabra es algo de lo que mejor no voy a opinar. Pero es que los personajes de las historias no son perfectos. No deben serlo. Cometen muchas estupideces y eso es lo que los hace humanos, lo que consigue que sus peripecias nos interesen y nos sintamos identificados con ellos. No son ejemplos a seguir, sino espejos en los que mirarnos y ver nuestras propias fallas. Una ayuda para conocernos e intentar ser algo mejores. Así los entiendo yo, por lo menos.
También es verdad que muchas de estas películas se han quedado obsoletas en cierto sentido. Basta con sentarse a ver a la absurda de Blancanieves, nunca me ha caído bien. ¿Se puede ser más boba y cursi que esta chica? Me gana incluso a mí. Pero tengamos en cuenta que la cinta es de la década de los treinta, creo que eso explica muchas cosas. Si nos paramos a pensar que, contrariamente a lo que muchos dan por hecho, estas historias ni siquiera son obra de Disney, sino adaptaciones de cuentos que se remontan siglos atrás, el pedir que todo su contenido siga estando vigente y acorde con la mentalidad actual es, además de un imposible, una tontería. Perdona que te lo diga así.
Pese a todo, yo sigo considerando estos dibujos animados una fuente de valores y, sin duda, una herramienta para favorecer el desarrollo emocional, intelectual y hasta creativo de los niños y niñas mucho mejor que la inmensa mayoría de las propuestas infantiles actuales. No se a ti, pero a mí se me remueve todo por dentro cuando veo a una criatura consumiendo series basura como Fanboy y Chum Chum, por poner solo un ejemplo. Creo que es lo más parecido a educarlos con el clásico "más circo y más pan", y lo que ello implica.
Es por esto que, sintiéndolo mucho, no puedo estar de acuerdo con el trasfondo del artículo que ha servido de excusa para que me explaye del modo en que lo estoy haciendo ya concluyo, sí; sé que me estoy enrollando muchísimo―. Ni, en general, con esa crítica a los cuentos de hadas, los príncipes y princesas que los protagonizan, y al mal llamado monstruo del amor romántico. Podrás decir que no soy capaz de verlo porque se trata de algo que a mí me gusta. Mira como con el reggaeton, que no puedo soportar, no me duelen prendas a la hora de unirme a las críticas. Es verdad. El ser humano tiende a ser así de egoísta, ¿por qué voy a ser yo la excepción? Pero es que, sea por el motivo que sea, este debate me resulta carente de fundamento. No lo tiene porque creo firmemente que el amor romántico no se basa en la dominación del hombre sobre la mujer, ni mucho menos. Entre otras cosas porque no está limitado a una forma heterosexual, por lo que la diferenciación de sexos no tiene cabida en él. Bajo mi punto de vista, el amor romántico es aquel en el que la otra persona te importa tanto, la quieres tanto, la respetas tanto... que serías incapaz de hacer nada que la dañase. Menos aún de considerarlo/a un ser inferior. Nadie puede amar a quien no ve como a un igual.
Y aquí lo voy a dejar, que se me está hinchando la vena ñoña. 😜
A parte de esta diferencia de puntos de vista, el articulo de los chicos Disney rompecorazones está muy bien. Me parece una idea muy original y la verdad es que se echa un buen rato descubriendo quién sería tú pareja fatal en base a tu signo. Te animo a leerlo, y me cuentas con quién te han emparejado.