Hoy he visto una película espantosa. Pero muy, muy mala. La verdad es que ya se preveía en los créditos del comienzo, en los que una muñequita generada por ordenador, con una pésima animación, interactuaba con los nombres de los actores y del resto del personal de la producción. Pero seguí pegada a la pantalla de la tele, sin moverme de canal, porque pensé que sería una comedia romántica. Una que aún no había visto, además. No hay mucho material, dentro de este género, que sea inédito para mí. Y me apetecía algo ligerito, así que... En fin, no me voy a justificar; me senté a verla, ya esta.
La peli en cuestión se titula Atajo a la felicidad, y resulta que me equivoqué de medio a medio con mi primera impresión sobre ella. No me refiero a su calidad, que en eso acerté, sino al género que toca. Su trama no es amorosa, sino que se centra en la vida de un escritor, Jabez Stone (Alec Baldwin). O, mejor dicho, en un aspirante a serlo, porque el buen hombre jamás a publicado y trabaja como dependiente en unos grandes almacenes para ganarse el pan que no puede pagar con su pluma. Aún así, es un buen novelista y él está muy seguro de su potencial.
Lo que sucede es que, claro, ya llega un momento en la vida en el que, por mucho que uno crea en sí mismo, cuando tanto tú como tu trabajo solo os lleváis portazos en las narices... Te acabas quemando. Y esto es lo que le pasa a nuestro prota, el bueno de Jabez. Que se le hinchan las... Pues eso, las narices en las que tantos portazos se ha llevado, cuando un amigo suyo, también escritor, firma un suculento contrato con una editorial para publicar una de sus novelas.
La peli en cuestión se titula Atajo a la felicidad, y resulta que me equivoqué de medio a medio con mi primera impresión sobre ella. No me refiero a su calidad, que en eso acerté, sino al género que toca. Su trama no es amorosa, sino que se centra en la vida de un escritor, Jabez Stone (Alec Baldwin). O, mejor dicho, en un aspirante a serlo, porque el buen hombre jamás a publicado y trabaja como dependiente en unos grandes almacenes para ganarse el pan que no puede pagar con su pluma. Aún así, es un buen novelista y él está muy seguro de su potencial.
Lo que sucede es que, claro, ya llega un momento en la vida en el que, por mucho que uno crea en sí mismo, cuando tanto tú como tu trabajo solo os lleváis portazos en las narices... Te acabas quemando. Y esto es lo que le pasa a nuestro prota, el bueno de Jabez. Que se le hinchan las... Pues eso, las narices en las que tantos portazos se ha llevado, cuando un amigo suyo, también escritor, firma un suculento contrato con una editorial para publicar una de sus novelas.
Está muy feo eso de tener envidia, y más de tus amigos. Pero bueno, un momento de debilidad lo tiene cualquiera y a nuestro héroe la noticia le sienta como un tiro. Así que, al volver a su apartamento, estalla y, en una arranque de enfurecida frustración, lanza la maquina de escribir por la ventana. Con tan mala suerte que el chisme, que no pesa poquito precisamente, va a caer encima de una señora que iba paseando por la calle con su marido. Y la mata, obviamente; a ver quién sobrevive a un porrazo en la cabeza con una Olivetti. PERO...
Tranquilidad, porque justo antes de tirar la máquina de escribir, Jabez había pronunciado unas palabras que desataron una magia antigua y oscura. Palabras que serán el detonante de su historia:
-Vendería mi alma al diablo por ocupar el lugar de...
-Vendería mi alma al diablo por ocupar el lugar de...
No recuerdo el nombre, pero se refería al amigo del contrato millonario. Con eso ya tienes todo lo que necesitas saber.
Pues, como te decía, mira tú por dónde el diablo lo escucha y llama a su puerta (literal), encarnado en el tipazo de Jennifer Love Hewitt, para sellar el acuerdo que tan inconscientemente Jabez ha formulado.
Pues, como te decía, mira tú por dónde el diablo lo escucha y llama a su puerta (literal), encarnado en el tipazo de Jennifer Love Hewitt, para sellar el acuerdo que tan inconscientemente Jabez ha formulado.
De este modo, la señora que acabó siendo victima del arrebato de ira con máquina de escribir incluido, vuelve a la vida, levantándose del suelo como si solo hubiera tropezado. Y, esa misma noche, nuestro chico inicia una carrera de éxito como escritor. Tanto, que incluso Tom Cruise adquiere los derechos de su primera novela para hacer una peli. Una malísima, eso sí, y con unas lamentables críticas. Tan malas como las que suelen tener los libros de nuestro protagonista, aunque se vendan como churros. Digamos que Jabez no está muy valorado entre sus compañeros de letras. Lo que, sin embargo, no impide que se lleve un montón de premios porque, como ya sabemos, en estos tiempos modernos la fama es mejor reclamo que el talento. La cuestión está en si a la persona que ostenta tanta popularidad le compensa tenerla aún sabiéndola inmerecida.
¿Vale la pena el éxito a cualquier precio? He aquí el gran dilema que nos plantea la película.
Para mí, la respuesta es clara: por supuesto que no. Pero, por si hay gente más indecisa que yo, el guion sigue ahondando en el tema. Para ello, la cinta muestra como el amigo cuyo lugar en la vida quiso ocupar Jabez cae en desgracia. El hombre termina destrozado como autor, acusado de plagio, y finalmente muere atropellado por un taxi. El mismo que pretendía tomar, dando un claro ejemplo de esperpento y mala suerte. El colmo de la desgracia justificado por la diablesa Jennifer con la siguiente afirmación:
-Para que uno triunfe otro debe fracasar.
Menuda filosofía, ¿no? Yo, por si acaso (ya sabes, todo lo de la ley del Karma, y eso) sigo defendiendo que mejor te fijes en lo que haces tú y no te ocupes de lo que consiguen los demás. Me parece mucho más sano.
El caso es que nuestro escritor va perdiendo a aquellos que apreciaba, al tiempo que gana esa fama vacía de talento. Es entonces cuando empieza a desear volver a ser quien era antes: el escritor fracasado que vendía corbatas para sobrevivir. También es en este momento de crisis existencial cuando se reencuentra con un editor (con la cara de Anthony Hopkins) que, en su día, rechazó su novela.
Sí, sí; el elenco de la peli es buenísimo. Lo infumable es el resultado final de la misma.
En fin, resumo rápido. Resulta que el editor también vendió su alma al diablo, por eso ha calado a Jabez desde el principio y sabe qué hay tras su éxito. Pero, en vez de enemistarse, los dos, hartos de estar entre las garras de la sexy Satanás que los ha liado, se alían para romper el contrato que une a nuestro escritor con esta vil criatura. De ese modo, también Hopkins podrá deshacerse de ella. Es un dos por uno, ganan ambos.
Ni cortos ni perezosos, llevan a la diablesa a juicio (¿qué? ¿exagero al decir que es una peli horrible?). Un contencioso que tiene lugar en el inframundo, claro está. Con un jurado popular formado por Oscar Wilde, Hemingway, Truman Capote... Y en el que el juez es, ni más ni menos, que el amigo escritor que terminó debajo de un taxi, en vez de en el asiento del pasajero.
Pues sí; Jabez lo tiene chungo. Suerte que cuenta con la ayuda de Hopkins como letrado, quien hace una defensa impecable de su caso.
Aquí sucede lo verdaderamente interesante de la peli, y la razón por la que estoy escribiendo esta entrada. ¡Ay! ¡Mis larguísimas introducciones y yo!🤦♀️
Frente al tribunal de famosos y reconocidos literatos, Hopkins expone el caso de su cliente: un escritor que sueña con ser leído y que sus historias lleguen a millones de personas. Porque para eso escribimos todos, no nos engañemos. Los escritores necesitamos lectores. Gente a la que comunicar nuestro punto de vista; nuestros sentimientos y pensamientos. Pero si el autor no tiene alma... ¿qué podría escribir?
Ya digo que la película es malísima. Lo he repetido tanto, a lo largo de esta entrada, que me estoy haciendo pesadísima. Aún así, más allá del lamentable resultado en pantalla, el guion se basa en una muy buena idea. En una gran verdad que me deja entrever los sentimientos de quien (o quienes) lo escribió.
A él (ella o ellos) le digo, de escritor a escritor: te entiendo perfectamente, hermano 👊. Yo sé por lo que has pasado y cómo surgió la inspiración para esta historia. Lo sé porque este guionista ha dejado parte de su alma, de sus vivencias como autor, en su guion. Como hacemos todos con nuestros textos. Lo curioso de escribir, concretamente de escribir ficción, es que hablas de personas que no existen y situaciones inventadas. Sin embargo, es sobre ti sobre quien estas escribiendo.
Por ejemplo, hay tanto de mí en mis novelas, en esas historias inventadas, que al releerlas puedo encontrar en sus páginas a mi yo del pasado. Igual que si tuviera entre mis manos un viejo diario.
Es por esto que sí, aunque es obvio que queremos ser leídos, nuestra necesidad no está motivada por la vanidad. No buscamos presumir ante nuestros conocidos y amigos una lista de logros literarios. El éxito no es eso. Lo que queremos es comunicarnos y transmitir una idea; con la esperanza de que, quizás, alguien allí fuera, al otro lado de la página, nos entienda.
Para eso se escribe; por eso escribimos: para desahogarnos del océano que nos inunda por dentro. Conviene no perder de vista este objetivo.
Por cierto, por si te quedas con la duda, te cuento de Jabez recupera su alma y retoma su vida desde donde la dejó antes de firma el peor contrato de su vida.
¿No te parece un estupendo mensaje? Yo, de ahora en adelante, me pararía dos veces a pensar si merecen la pena las perdidas que puedo tener al correr tras un sueño que, en realidad, solo es una absurda muestra de ambición y vanidad😉.
Hola Adriana.
ResponderEliminarMe ha encantado este articulo tan... Faustiano? No conocía la peli (madre del amor hermoso, la apunto para NO verla), pero la reflexión que haces sobre la idea que desprende me ha parecido muy buena. Pienso que para llegar al lector, por mucho que cueste, lo importante es escribir siempre con la conciencia tranquila y desde el corazón, de otra manera no se entendería. Parece que no pero es algo que se nota.
Un saludo!
¡Hola, Cristina!
EliminarPues sí, el tema de la entrada es muy... Bueno, muy apropiado para estas fechas 😜. No había caído en ello.
Estoy de acuerdo contigo. Al final, la escritura no deja de ser un medio para comunicar algo: una idea, un pensamiento o, en el caso de la ficción, una fantasía. Así que es tan importante ser honesto con lo que cuentas como en la vida diaria. De lo contrario, difícilmente llegarás a calar en el que te lee 😉.
Un beso, y muchas gracias por leer y comentar. 😘😘
Muy tramposo argumento, muy propio de las malas películas norteamericanas (me encantan las buenas que hacen). Hay que elegir entre ganar la fama y perder todo o llevar una vida triste y tener a cambio... ¿qué? Siempre proponen eso de sé pobre pero feliz, no seas rico pero desgraciado. Anda, que no hay pobres tristes y consumidos, y ricos que se lo pasan... pues eso.
ResponderEliminarUna persona inteligente, en el caso de conseguir fama y fortuna, no tiene por qué perder a sus amigos y a la gente que ama, no tiene por qué ser desgraciado, y ni siquiera tiene por qué verse sobrepasado por esa fama (quien no quiere, no sale en una sola foto).
En efecto, la gente como nosotros no vamos persiguiendo fama y fortuna, sino gente que nos quiera por lo que hacemos, aunque no sean millones, ni miles. Pero no me valen esas falacias de quienes sólo quieren que seamos pobres de espíritu y de cartera al mismo tiempo. Fáciles de manipular.
Hola, Fernando.
EliminarYo no lo veo de esa manera, la verdad 🤔. Tienes razón en que Hollywood puede llegar a ser muy manipulador. Pero, en este caso, creo que el trasfondo de la historia no tiene que ver con inculcar la falta de ambición en el espectador. Más bien, lo que quiere decir es que no todo vale para conseguir el éxito y, desde luego, no merece la pena conseguirlo a costa de renunciar a ser tu mismo.
Claro que se puede ser rico y feliz, y tener buenos amigos y una vida afectiva plena. Pero el prota de la peli consigue lo que quiere "con malas artes" y a costa de la desgracia de otro. Además, una vez que se hace famoso, se olvida de escribir lo que lo le gusta para escribir lo que vende.
Volver a quien era antes, a ser pobre y un escritor desconocido, no significa resignarse a esa vida, sino que da a entender que el personaje tiene otra oportunidad para intentar recuperar lo que tuvo, pero ahora por mérito propio y siendo fiel a sí mismo.
Por lo menos, esta es la interpretación que yo le di. Pero vamos, que siempre he sido muy Disney 😋.
Muchas gracias por pasarte por el blog y dejar tu opinión.
😘😘😘