Y amaneciste para quedarte,
para tomar posesión de la vida
marcando el correr incesante
de meses, semanas y días.
Llegaste para imponerte,
y tu visita no es imprevista.
Se te esperaba, como lo inevitable.
Igual que un promesa vacía.
Te instalaste al son marcado
por una campana tañida.
La que anunció medianoche
No hay comentarios:
Publicar un comentario