―Hay que adaptare, Adriana ―me decían los entendidos en el tema ―, evolucionar. Eres demasiado joven para no ir con los nuevos tiempos.
Por "nuevos tiempos" vamos a entender redes sociales y, tras el consejo, véase el interés de los que me quieren en ayudarme a darme a conocer en el mundo de la literatura. ¿Qué mejor herramienta para llegar al mayor número posible de personas? Y, además, ¡gratis!
La verdad es que al razonamiento no le falta lógica, hay que reconocerlo. Y me gustaría decir que fueron la sensatez, y la capacidad para escuchar las sabias palabras de otros, lo que me llevó a hacer la prueba. Pero mentiría si arguyese semejante falacia. La verdad es que fue el cierre de Google+ lo que, el pasado 9 de febrero, me decidió a abrir una cuenta en Facebook. Estaba entre este e Instagram pero, al final, ganó el primero. No sabría decir por qué. Seguramente, porque de entre mis conocidos hay más gente usando Face que el Insta, el cual siempre asocio a celebrities y personajes del famoseo.
La verdad es que al razonamiento no le falta lógica, hay que reconocerlo. Y me gustaría decir que fueron la sensatez, y la capacidad para escuchar las sabias palabras de otros, lo que me llevó a hacer la prueba. Pero mentiría si arguyese semejante falacia. La verdad es que fue el cierre de Google+ lo que, el pasado 9 de febrero, me decidió a abrir una cuenta en Facebook. Estaba entre este e Instagram pero, al final, ganó el primero. No sabría decir por qué. Seguramente, porque de entre mis conocidos hay más gente usando Face que el Insta, el cual siempre asocio a celebrities y personajes del famoseo.
Llegué con toda mi ilusión. ¡Pues claro que sí! ¡Qué no se diga! Bien dispuesta a usar la plataforma para mostrar al mundo cómo escribo.
Creo que a las dos horas ya me había dado cuenta de que no era el mejor lugar para el fin que perseguía. Es un poquito difícil mantener una organización dentro de las publicaciones que haces tú mismo. No digamos cuando a estas se suman las de los demás, que tienen acceso a escribir en tu biografía siempre que quieran, como quieran y de lo que quieran.
Que no se me malentienda, soy una firme defensora de la libertad de expresión. Es solo que... Bueno, también soy una clasicorra. Sigo pensando que, para ligar, es mejor irse a la discoteca o a cualquier lugar que te permita ver a tu proyecto de partenaire face to face. En fin, más allá de cualquier otro motivo, ya he dicho que mi finalidad al recaer allí estaba bien lejos de estos fines.
Con todo y esto he aguantado. No soy de las que se rinden a la primera. He resistido durante once días.
¿Qué? ¿Te parecen pocos? ¡¡¡Ufff...!!!! Pues a mí se me han hecho una eternidad. Cuestión de perspectiva, supongo.
Entre los mensajes feministas que hacen flaco favor a la mujer (si de verdad crees que una chica/señora, "sea zorra, puta, fea...", merece ser respetada, ¿no deberías liberarla de la etiqueta de guarra y evitar juzgarla por su físico?), los que se amparan en el humor para defender una mentalidad machista, los que solo ven sexo por doquier y los que tratan de evangelizar a la peña a base de likes para Jesucristo... En fin, dejémoslo en que era demasiada información para una mente tan limitadita como la de servidora.
Por eso mismo, porque soy tonta de remate, voy a desoír el consejo que me han dado hasta la saciedad y a largarme de Facebook con viento fresco. No lo aguanto más, ya he comprobado sobradamente que no es sitio para mí. Puede que en este blog, tan escondidito y de difícil acceso, me sea más difícil dar a conocer mi trabajo. Pero, mira, honestamente, tampoco creo que los que se quedan en la corrala en red que dejo tras de mí sean lectores potenciales para mis novelas.
Así que adiós, Mister Facebook. Dios sabe que he luchado por sacar adelante nuestra relación. De verdad que lo he hecho. Digamos que somos incompatibles y ya está.
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