Mi estación del año favorita. Me gustaba ya de pequeña, por más que supusiera el fin de las vacaciones y la vuelta al cole. Que no me gustaba nada, también hay que decirlo. Siempre he tenido un espíritu libre y lo de estar encerrada en el aula, o donde sea, no va conmigo. Quién me iba a decir, por aquel entonces, que terminaría trabajando en el sector de la enseñanza con las ganas que tenía de perderlo de vista. Si es que la vida te lleva por caminos insospechados. El caso es que mientras la mayoría de los niños y las niñas se rebelaban contra la vuelta a la rutina yo andaba feliz solo por tener el suelo lleno de hojas y expectante con las lluvias que durante meses no se dejaban ver por mi ciudad. Y es que en otoño todo se ve distinto, el mundo en sí parece diferente. Bañado por una luz más suave que tiñe el paisaje de una dulce melancolía y lo vuelve más inspirador.
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Primeras señales del otoño en las calles de mi barrio. |
Esta preciosa época del año dio inició el pasado fin de semana en el hemisferio en el que habito. Así lo marca el calendario cronológico, aunque sé que aún tardará en dejarse ver por aquí. Porque en este rincón cálido las estaciones son solo dos: una larga y caliente interrumpida por un breve periodo de frío. Pero me da igual porque sé que el otoño, el de verdad, no el que señala el calendario, ya está un poquito más cerca. No queda nada para sacar del armario la ropa de abrigo y la suave mantita que me cobija en mis maratones de lectura y cine. Me encanta estar arropada, me genera un deliciosa sensación de protección y confort. Supongo que por eso las novelas y las películas me gustan más cuando hace frío. También duermo más plácidamente.
Y tú, que me estás leyendo, te preguntarás el sentido de esta entrada; si a caso a esta loca le va a dar por recibir a todas las estaciones en el blog. Pues podría, porque cada una de ellas tiene algo especial. La vida es bella, independientemente de la climatología y aunque a veces la puñetera se empeñe en esconder bien (pero bien, bien) su hermosura. Pero tranqui que no, no tengo intención de volver este lugar el parte meteorológico. Es solo que, como dije al inicio, el otoño es mi época favorita. Me inspira y me pone más romántica de lo habitual, lo cual se traduce en que me eleva la cursilería a un nivel extremo. Buena herramienta a la hora de escribir. No se me ocurre un mejor momento que este para enamorarse. Si no fuese porque no quiero pecar de pesada, ambientaría todas mis historias en otoño.
Por eso te invito a que este otoño vivas un bonito romance. Si no puede ser en la realidad, por lo menos, en la ficción. Suerte que siempre la tendremos a ella para ver nuestras expectativas cumplidas.
Y tú, que me estás leyendo, te preguntarás el sentido de esta entrada; si a caso a esta loca le va a dar por recibir a todas las estaciones en el blog. Pues podría, porque cada una de ellas tiene algo especial. La vida es bella, independientemente de la climatología y aunque a veces la puñetera se empeñe en esconder bien (pero bien, bien) su hermosura. Pero tranqui que no, no tengo intención de volver este lugar el parte meteorológico. Es solo que, como dije al inicio, el otoño es mi época favorita. Me inspira y me pone más romántica de lo habitual, lo cual se traduce en que me eleva la cursilería a un nivel extremo. Buena herramienta a la hora de escribir. No se me ocurre un mejor momento que este para enamorarse. Si no fuese porque no quiero pecar de pesada, ambientaría todas mis historias en otoño.
Por eso te invito a que este otoño vivas un bonito romance. Si no puede ser en la realidad, por lo menos, en la ficción. Suerte que siempre la tendremos a ella para ver nuestras expectativas cumplidas.
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