viernes, 28 de junio de 2019

Mi sueño es de papel

¿Recuerdas cómo empieza la película Mamma Mia? Con Amanda Seyfried Sophie, en la cinta― caminando de noche, descalza y en camisón, hasta un buzón en el que echa unas cartas. Todo ello mientras canta, henchida de emoción, "I have a dream..."🎶. Pues este post podría comenzar del mismo modo. Pero tranquil@, que te voy a ahorrar el mal trago de oírme cantar. Aunque amo la lluvia, soy consciente de que es un gusto que pocos comparten conmigo. Aquí, en mi ciudad, caen dos gotas y se pone todo el mundo de una malísima uva... Así que no seré yo quien agüe y nunca mejor dicho la fiesta a nadie. Mejor tiramos de imaginación y ya está.
¿Me ves ahí? ¿Vestida de blanco, con la melena al viento y un puñado de sobres en la mano?
Como Sophie, también he estado enviado cartas últimamente. Concretamente, he escrito a todas las editoriales de mi larga lista, en la que incluyo a las que se dedican a la publicación de Novela Romántica. Y, al igual que la chica de la peli, mis mensajes contenían un sueño. 
Claro, lo has adivinado: que alguna de ellas publicase mi novela. Tampoco era muy difícil de acertar. ¿Qué, si no eso, podría querer yo de esos señores/as?
Pero, para serte completamente sincera, mi sueño va un poco más allá. No le basta con una publicación cualquiera. Esta debe reunir una serie de requisitos para que se ajuste a lo que demanda. O, para ser más precisa, un requisito. Es solo una cosa lo que mi sueño anhela: que la historia que he enviado junto a mi carta de presentación y demás parafernalia se convierta en un libro físico; que se materialice sobre el papel. 
En este sentido, a pesar de tener dos novelas publicadas me siento como si aún no hubiese debutado. 😢
El e-book no es lo mío. ¡Ea, ya está! Lo he dicho. 
Más aún, tan poco me gusta esta forma de leer que, hasta hace cuestión de meses, ni siquiera tenía libro electrónico. Al final, la realidad me ha obligado a bajar de mi nube romántica para, como con tantas otras cosas, adaptarme a los tiempos modernos. Pero, aún así, si puedo disponer de un título en papel y en digital, prefiero ahorrar un poco más y adquirir el primero. 
Reconozco que le veo muchísimas ventajas al libro digital. Por ejemplo, te permite ahorrar espacio en casa. Además, es beneficioso para la preservación del medio ambiente. Por no hablar de que resulta más económico tanto para los lectores como para las editoriales que los producen.
Y, pese a todo esto... nunca tendrá el encanto del papel y la tinta. 
No sé si te pasa lo mismo, pero yo tengo la sensación de que nos hemos convertido en coleccionistas de aire. Antes, no hace tantos años, guardabas con cariño los libros que te habían hecho soñar con sus historias. Acariciarlos, olerlos y sacarlos de la estantería en la que los tenías para releer algún párrafo también formaba parte del placer que reportaban. Lo mismo sucedía con los CD de música. Además de oírlos, gustaba sacar el librito, ver las fotos en las que el artista posaba con un look de andar por casa más glamouroso que nuestros vestidos de domingo, leer las letras de las canciones...
Todo esto se va perdiendo en favor de pagar por un archivo que, al final, no deja de ser aire; algo que no puedes tocar. 
Sí, tenemos el dormitorio muy despejadito y ordenado, eso es verdad. Pero, ¿no te parece que ese espacio libre resulta también bastante impersonal?


A mí sí.
El hecho de que mis libros no sean tangibles me hace sentir como si, en cierto sentido, no hubiesen dejado de ser el sueño que pululaba dentro de mi cabeza. Le he dado forma, eso sí; y he podido compartirlo con más personas, pero... ¿Dónde está? 
No puedo verlo. Menos aún tocarlo.
Es por esto que, con Jero y Abril, decidí hacer de cuenta que soy una principiante. Comienzo de nuevo como escritora con ellos. En este sentido, mi primera decisión fue enviar el manuscrito a editoriales que publiquen solo en papel. Así que hice un exhaustivo recorrido por todas las webs y...  pues llegué a la conclusión de que no tengo modo de asegurarme esta característica. Porque sí, hay empresas que editan en papel, pero también en e-book y, claro, ¿cómo garantizar que, en caso de que estén interesados en mi novela, sea para publicarla en formato físico y no en digital?
Honestamente, me siento perdida. No sé qué hacer para sacar mis historias de la zona etérea
Hasta no hace mucho solía consolarme diciéndome a mí misma que lo del papel ya no se lleva. Que era manía mía, que soy tan antigua con mi amor al libros físico como con la mayoría de las cosas. Pero la verdad es que, ahora que me paseo por Instagram que mal hacen las redes sociales, son el espejo de todo lo que queremos y no poseemos he descubierto que son muchas las autoras de romántica que tiene sus obras en papel. No solo las de más relumbrón, como yo creía. También otras más modestas. Por no hablar de que, cuando alguien pregunta dónde puede comprar mis novelas y les advierto que solo están disponibles para e-book, se les ensombrece el rostro de un modo que evidencia que tanta modernidad es un problema. El interés mostrado un segundo antes se desvanece tras el dato de forma irrecuperable. No debo ser la única que se resiste o resistía― a comprar el aparatito. 
Al final, el trauma, siempre al acecho, hace acto de presencia para morder con ganas el muy infeliz: "¿Por qué mis obras no están publicadas en papel? ¿Será porque no soy lo bastante conocida? O, peor aún... ¡¿Lo suficientemente buena?! A ver, que puede ser. Si vamos a ponernos a estudiar posibilidades habrá que incluirlas todas, hasta las que me hacen daño..."
¿Entiendes ahora por qué sufro migrañas cada vez con más frecuencia? Ya no me aguanto ni yo misma. 
Al final, he enviado el manuscrito a todas las editoriales que conozco. Sin mirar sin publican en papel o no. Y a esperar, esperar, esperar... Si resulta que alguna me responde ofreciéndome la oportunidad de publicar, otra vez, en digital... Pues aún no sé qué les responderé. Ya lo valoraré cuando llegue el momento. 
En fin, ¡qué complicado es este mundo!😛.
Vamos a dejarlo aquí, que me está comenzando a entrar ansiedad. Mejor, me despido cantando al estilo Mamma Mia. A ver si así me relajo un poco.
Venga, a la de tres:
1...
2...
3...
🎵I have a dream, a song to sing...🎶

viernes, 21 de junio de 2019

Me gustas (poema)

Me gustas.
¡Y cómo me gustas!
De la raíz del pelo 
a los dedos de esos pies
que no saben dar un paso cierto.

Me gustas de norte a sur,
de este a oeste
y de diestro a siniestro.
Como un país
limitado por las fronteras
que ponen coto a tus sueños.

Del derecho y del revés.
Irracional y cuerdo.
Valiente y aterrorizado.
Héroe y villano a un tiempo. 

Me gustas por lo que crees, 
por lo que sabes
y lo que vas aprendiendo. 
Pero aun más por lo que desconoces,
por esos infinitos defectos.

lunes, 17 de junio de 2019

Tu carta de presentación como escritor/a

La carta de presentación es ese documento con el que, valga la redundancia, nos presentamos a las editoriales cuando enviamos nuestro manuscrito. Un CV que, para qué nos vamos a andar por las ramas, da una pereza terrible redactar. Porque sí, así somos los escritores; podemos pasarnos horas y horas, páginas y páginas, hablando del archiduque VonGraf y sus líos de faldas. Pero, cuando se trata de poner los dedos al servicio de la burocracia... Que no, que no; eso no está hecho para nosotros. 
Te entiendo. Qué me vas a contar, si a mí me pasa exactamente lo mismo. Sin embargo, ahora que he pasado por la experiencia de redactar la mía,―mis dos novelas publicadas fueron seleccionadas de entre las enviadas a concurso, así que esta es mi primera vez preparando todo este papeleo la verdad es que me he dado cuenta que escribir una carta de presentación no es tan pesado como me parecía desde la distancia. En realidad, creo que una vez le das forma a la primera ya las has hecho todas. Y no es un modo de hablar, sino una convicción de verdad. Una carta de presentación bien enfocada te puede servir de plantilla para todas las que tengas que redactar durante tu vida profesional. 
¿Cómo? Muy sencillo, ya te lo digo. Vamos a verlo por partes. 
Para empezar, hagamos un mapa visual con todos los puntos que debe recoger este documento. Los cuales, como bien sabes, son:
  1. Datos de contacto: información fundamental y muy sencilla de facilitar, ¿verdad? Nadie conoce mejor que nosotros nuestros datos personales (nombre completo, DNI, dirección...). Debemos escribir estos junto con aquellos que sirvan a la editorial para comunicarse con nosotros (teléfonos, correo electrónico y blog). Revisa bien estos últimos, no sea que con las prisas te equivoques y termines perdiendo una oportunidad de ver tu manuscrito publicado. 
  2. Encabezado que incluya el nombre y cargo del destinatario: vamos a ser claros, el objetivo de toda esta parafernalia es demostrar que somos unos profesionales. En este sentido, molestarte en hacer una búsqueda por Internet para averiguar el nombre de la persona a la que va a llegar tu carta, y su puesto dentro de la empresa, te hará ganar puntos de inmediato. Sé que es un dato difícil de encontrar y, en este caso, no nos va a quedar más remedio que tirar del socorrido "Estimado Sr./Sra.:". Pero que esta sea nuestra última opción, a la que lleguemos porque verdaderamente no nos ha quedado más remedio, no porque pequemos de vagos. 
  3. Tu experiencia como autor/a: este, y el siguiente punto el número cuatro son el cuerpo de la carta de presentación. Lo que tenemos que currarnos. Aquí vamos a alardear de nuestro bagaje como escritores. Ya lo dijimos antes, tenemos que demostrar que somos profesionales, así que no omitas ni el detalle más ínfimo. ¿Que eres novel? ¿Y qué? Si has tenido la santa paciencia de escribir una novela de trescientas páginas, seguro que te gusta la escritura. Tampoco me creo que la obra te haya salido a la primera. Habrás hecho algún curso de escritura creativa, seguramente te presentaste a certámenes de relatos cortos o, si no, probablemente escribías para el periódico del instituto o eras fijo en los concursos de ortografía del cole. Tu relación con las letras debe remontarse mucho en el tiempo. Haz memoria y exponla sin omitir detalle. Cualquier cosa, por tonta que te parezca, vale para dejar claro que vamos en serio y no estamos empeñados en publicar una novela por mero capricho. 
  4. Breve sinopsis de la obra que se presenta: pues eso. Sabes lo que es una sinopsis, ese resumen que aparece en las contraportadas de las novelas. Imagina cómo sería la de la tu historia y escríbela. Recuerda ser breve y no destripar mucho, que no es un resumen de toda la trama. 
Y... ¡Ya está! Esto es todo. Bueno, y un frase de despedida, claro está. Que no es plan de dejar al pobre remitente así, a la francesa. 

Ten en cuenta que debes ser breve y conciso. El espacio con el que cuentas para exponer todo es de una página por un solo lado. Las editoriales reciben montones de propuestas todos los días, deben atender a muchos candidatos, de manera que no los aburras con palabrería innecesaria. Por otro lado, no intentes hacerte el gracioso. Profesionalidad, ¿recuerdas? ¿Se te ocurriría hacer chistes en una entrevista de trabajo? Pues lo mismo. Puedes considerar la carta de presentación como la versión de la entrevista de trabajo en el mundo editorial. Otro fallo que debes evitar es el peloteo. Sí, como lo lees. Vamos a ver, el solo hecho de que mandes tu manuscrito a una editorial ya deja claro que te gusta el trabajo que hacen. Si te pareciesen unos matados que solo publican bazofia, ¿a que no te pondrías en contacto con ellos para que publiquen tu querida novela?  Todos valoramos nuestro trabajo, hay cosas que no es necesario decir. Por no hablar de que tanto ellos como tú, yo y el mundo entero, sabemos que, si su grupo editorial no está interesado en tu propuesta, seguirás probando suerte en otras empresas. ¡Vamos! Seguro que has aprovechado la mañana de domingo para enviarla a unas cuantas! Así que déjate de tonterías y céntrate 😉.  


¿Vemos un ejemplo?


Vamos a analizar la siguiente carta de presentación.

Nombre: Manuela López García (Vanessa Cruchs)
Como ves, Manuela escribe bajo seudónimo. Lo cual hace constar especificando su nombre de autora a continuación del real y entre paréntesis. 
Fecha de nacimiento:
DNI:
Dirección:
Teléfono:
Correo electrónico:
Blog:
Hasta aquí no es diferente del CV de toda la vida, ¿a que no?

Estimada Sra. Mª Pilar Asenjo de Formentera:
(Coordinadora departamento de lectura Ed. CieloAzul):
Como chica aplicada que es, Manuela ha hecho los deberes y se dirige expresamente a la persona que sabe que va a leer su carta. 

Mi nombre es Manuela López (aunque firmo mis escritos como Vanessa Cruss) y soy autora de Novela Romántica Histórica. 
Aclaramos género de la obra antes de nada y, de paso, volvemos a recalcar lo del seudónimo para que no haya dudas. Por cierto, si, como yo, tú tampoco usas seudónimo, es obvio que te ahorras las aclaraciones en este sentido. 
Desde pequeña he sido una devoradora de libros; lectora voraz y escritora de diarios, cuentos y cartas de amor que redactaba por encargo para que mis amigas se declarasen al niño que les gustaba de una manera decente. Ya a tan corta edad destaqué por mi dominio de la palabra escrita, gracias a lo cual no hubo curso de escritura organizado por el colegio que se me resistiese. 
Convertida en una adulta, he seguido cultivando mi afición a plasmar pensamientos y sentimientos sobre el papel. Aunque me licencié en Gestión y Administración de Empresas, no he dejado de lado mi amor por la escritura y he participado en diversos certámenes literarios. Hasta que me he sentido lo suficientemente segura para embarcarme en la aventura de dar vida a un relato más extenso, mi primera novela. La cual le presento.
Ya has visto que Manuela no tiene un historial plagado de logros literarios. Lo único que la abala es su amor a la escritura, y a eso es a lo que le saca partido sin ningún complejo. 

Caminos cruzados es una novela romántica histórica con tintes de suspense y misterio, ambientada en la Inglaterra Victoriana. La trama se centra en Georgiana White, una joven de origen humilde que, tras quedar huérfana, es acogida por el rico y despiadado Sir William de Winter, decimotercero duque de Coursevillage. Cumplidos los dieciocho años, Georgiana, cansada de los malos tratos y abusos a los que la ha sometido su tutor desde que no era más que una niña, toma una drástica decisión: fugarse de ese hogar que para ella nunca lo fue. Pero en su camino a la libertad se topa con Thomas Willife, un hombre que se gana la vida de taberna en taberna estafando a los incautos viajeros. Y nunca ha conocido a nadie tan incauto como la temeraria Georgiana. 
¿Será Thomas el hombre capaz de llevar la paz a la desdichada vida de Georgiana? ¿Será Georgiana la presa fácil que el taimado Thomas cree? Y su encuentro..., ¿será casual o el resultado de un plan urgido en la sombra?
¡Listo! Resumen hecho y carta de presentación concluida. Ahora nos despedimos, firmamos y asunto resuelto.

¿Qué? ¿Tenía razón o no? ¿Ves ahora que, escrita una carta de presentación, escritas todas? Si te das cuenta, esta misma base vale para todas las que tengas que redactar, cambiando solo lo más específico para adaptarla. Así que no desesperes. Ten encuentra que ya has hecho lo más complicado: escribir una novela. No vas a dejar que una hojita más te arruíne el humor, ¿a que no?
Mucha suerte, y a por las editoriales 💪. 

lunes, 10 de junio de 2019

La cómoda y el diván

Parece que me haya convertido en cronista de Nárnia. Pero no; no es eso. De manera que no esperes que el príncipe Caspian se vaya a dejar caer por aquí porque no es el caso. Ya te aviso. Tampoco te quejes, últimamente hemos tenido bastantes príncipes como estrellas invitadas en el blog, el cupo de sangre azul está cubierto. Así que hoy voy a dejar de lado a la realeza para ocuparme de asuntos más populacheros: los errores de vocabulario. 
¡Anda! Cómo para imaginarlo, ¿eh? Con este título que me ha dado por poner😒 ... pero espera que te explique y verás que la relación entre tema y enunciado está más que justificada. 
Siempre tenemos la idea de que un escritor es alguien que domina el idioma en el que escribe a la perfección y no comete errores de ningún tipo con la que, al final, es su principal herramienta de trabajo. Vale, en un mundo ideal sería así, pero la realidad dista mucho de parecerse a este. Lo siento por Aladdin y Jasmine, no es por fastidiarles el dúo, pero cuanto antes lo entiendan mejor. 
Nos equivocamos, todo el mundo lo hace. Hasta los médicos fallan a veces en sus diagnósticos. De modo que no creo que haya que poner el grito en el cielo porque a un humilde juntaletras se le revele una sílaba poco dispuesta a ocupar su lugar en la palabra. O, incluso, esas B que se intercambian con las V como gemelos idénticos y traviesos. Y no, no estoy justificando nada, que quede claro. Soy una firme defensora de la ortografía bien usada en cualquier contexto. Incluso ese terreno tan poco propicio a la floración de una correcta gramática como lo es Whatsapp. Solo digo que, entre caer en la dejadez y convertirse en un obseso del tema que sea hay un amplio y saludable margen muy digno de ser tenido en cuenta.
Ningún radicalismo conduce a nada bueno.
Y, dicho esto, paso a contarte el error más grande por lo absurdo e injustificado que he cometido en mi cortita carrera de escritora. Imagínate los que llevaré en mi mochila si algún día llego a tener una andadura considerable 😜.
¿Te acuerdas de Jero y Abril? Sí, los dos secuestrados de los que te hablé algunas entradas atrás. Pues todo sucedió con esta novela. Menuda historia accidentada, ahora que lo pienso. Avise que antes de ponerme con el envío del manuscrito a editoriales quería darle otro repaso. Y es cierto que soy un poco exagerada con lo de poner guapo el texto y que no sé cuándo ha llegado el momento de dejarlo en paz. Pero, en esta ocasión, tengo un motivo de peso para justificar el repaso. O dos; en realidad, son dos las razones: una cómoda y un diván.
¿Te reirás de mí si te digo que acabo de descubrir que no son lo mismo?
Vale, adelante; hazlo. La verdad es que no es para menos.
Cuando era una niña, mi padre solía jugar conmigo recitándome un trabalenguas que decía: "¿Por qué llaman a la cama, cama, y a la cómoda, cómoda, siendo más cómoda la cama que la cómoda?". Desde aquella época en mi cabeza la cómoda se dibujó como una especie de diván. Un mueble que vale para acostarse pero que, ¡oye! ni de lejos te proporciona el confort de una cama. Es así como, a la habitación de Jero, llegó una cómoda encubierta en la forma de diván en la que el pobre hombre, por exigencias de la trama, hubo de pasar más de una noche.
Ahora que soy consciente del fallo que cometí con la decoración no quiero imaginar cómo amanecería el infeliz por las mañanas. La espalda hecha polvo debía tener.


Esto es una cómoda... ¡ESTO!

No fue hasta después de terminar la novela, haberla registrado y con ella ya siendo juzgada por los responsables del concurso al que la mandé como primera opción para su publicación, que caí en la cuenta de este error que me ha perseguido toda la vida.
¡Qué vergüenza me dio! Ni te lo imaginas. Con lo perfeccionista que soy para estas cosas. 😓😳
La luz se hizo en mi cabeza una tarde en la que, reunida con mi familia, estuvimos debatiendo sobre algunos cambios que mi padre quería hacer en su casa. Concretamente, se le había metido entre ceja y ceja deshacerse de la cómoda de su dormitorio.
A mí nunca me gustó. Era cosa de tu madre, y como ella ya no está...
Fue mi hermana la que le respondió.
Bueno, pues como quieras. Pero piensatelo antes porque te veo deshaciéndote de todos los muebles para vivir como un asceta.
Fue una manía que le entró, la de querer desprenderse de todo. Mobiliario, fotos...
Yo, en lugar de dar mi opinión, me limité a pensar: "mira, se han equivocado. La cómoda, dicen; ¡si eso es una cajonera!".
Sí; ya sé que tengo que empaparme la colección de catálogos de Ikea.
El caso es que al principio no le di más importancia. Pero, conforme la conversación fue avanzando y la cómoda hizo acto de presencia en ella repetidas veces y en el mismo contexto... Pues digamos que este optimismo del que soy victima comenzó a desvanecerse para dejar espacio a la duda.
"¿A que me he equivocado?"
En ese instante Jero me vino a la mente, cuestionándome entre sátiro y mosqueado:
¿de verdad sabes dónde me has puesto a dormir?
No le respondí. En vez de hacerlo cogí el móvil, recurrí a San Google y, valiéndome de su apartado de imágenes, escribí las palabras "cómoda mueble". Todas las fotos que me aparecieron fueron similares a la que ilustra este post.
¡Ay, Dios mío! ¡Lo que había hecho! Y, lo peor de todo, es que mi Lectora Beta se quedó tan pancha después de leer la burrada que escribí más de una vez y de dos. Porque, vamos a ser claros, la cómoda que no era cómoda tiene cierta importancia en la relación de Jero y Abril.
Así que aquí ando ahora mismo, moviendo muebles 🤣. Ya tengo la redecoración casi lista, y esta vez acondicionada a las necesidades de los inquilinos que habitan entre las páginas de la novela.
¿Ves como esta re-re-revisión del texto sí que tenía su justificación?

martes, 4 de junio de 2019

La operación bikini (poema)

La operación bikini se acerca.
La operación bikini está aquí. 
La operación bikini ha llegado
pa' amargarme el porvenir. 

Pa' joderme los almuerzos,
desayunos, meriendas y cenas.
Pa' robarme la alegría de comer
lo que yo quiera. 

Misión imposible que, aviso,
no creo que pueda cumplir.
¡A la mierda! Yo deserto.
Dame chocolate y déjame vivir.