domingo, 26 de julio de 2020

Héroes que sumen

Hace unos meses, después de leer puros comentarios positivos de la telenovela Hercai, me decidí a darle una oportunidad. Ya lo comenté por aquí en su momento, y también dediqué una buena parrafada a contar lo mucho que me gustaba su protagonista masculino. Uso el pasado, como te habrás percatado, porque muuuuchos capítulos después (ni yo misma me creo que he llegado tan lejos con esta serie; la voy viendo a salto de mata, eso sí, pero ahí sigo), mi opinión sobre el personaje ha cambiado drásticamente. Y es que en algún punto indeterminado de la historia, Miran Aslanbey dejó de ser para mí el héroe y pasó a asumir el rol del villano. 
Hago un pequeño esbozo del personaje, por si no lo conoces. 
Miran perdió a sus padres en trágicas circunstancias cuando solo era un niño. Desde ese momento estuvo bajo el cuidado de su abuela, Azize. Una señora muy bella que puede hacer que se te descomponga el vientre con una simple mirada. ¡Por Dios, qué miedito da esta mujer! De este modo, el pequeño crece intoxicado por los planes de venganza que la mujer le mete en la cabeza. Azize quiere usar a su nieto para vengar la muerte de su hijo y saldar, a su favor, la ancestral enemistad que la une a los Sadoglu. ¿Su plan maestro? Que Miran tome por esposa a Reyyan, una de las nietas de su odiado enemigo, para repudiarla tras la noche de bodas. Una vileza que supondrá que la deshonra caiga sobre la familia de la muchacha. Estamos en la Turquía profunda, así que ya te puedes imaginar lo que esto supone. 
Esta sería la trama a groso modo, porque como en todo buen culebrón aquí hay muchos matices y aclaraciones que no vienen a cuento. Necesitaría diez entradas, como poco, para exponerlo todo tal y como es. 😓
Partiendo de esta base, en principio, entender a Miran se hace muy fácil. Su dilema moral, la lucha que mantiene con los inesperados sentimientos que Reyyan le despierta... Es un hombre dividido entre la necesidad de hacer justicia, que le han inculcado casi desde la cuna (aunque sea una justicia viciada, para él es la correcta), y el dolor que siente al pensar en  hacer daño a la mujer que ama. 
¡¿Cómo no vamos a comprenderlo?! En un par de capis se gana nuestra ternura por completo.


Peeeero... la cosa cambia cuando el comprensible dilema moral que sufre el personaje se convierte en una patología. No soy psicóloga, pero solo hay que ver las reacciones de Miran para darse cuenta de que el chico tiene problemas. Sus estallidos de ira, su falta total de empatía hacia Reyyan, su egoísmo... Miran pasa de abandonar a su esposa a la mañana siguiente a su boda, sin explicaciones de ningún tipo ni volver la vista atrás, a exigir que ella se rinda al amor que él está seguro de que la chiquilla aún siente. Y no se equivoca, que es lo más curioso, porque a mí un hombre me hace la mitad de lo que él le hizo a Reyyan y juro que no me queda más sentimiento hacia su persona que el odio. Debo ser muy rencorosa. Pero bueno, Reyyan no es el objeto de análisis. Vuelvo con su maridito, que con él ya tengo bastante tela que cortar. 
Como iba diciendo, el hombre pasa olimpicamente de lo que siente la chica a la que le ha destrozado la vida y se empeña en ayudarla. Digo se empeña porque le vale un maldito ardite si ella quiere su ayuda o no. Y, si bien en un principio se muestra como un corderito enamorado, haciendo que hasta tú (o yo, en este caso) como espectador te dividas entre él «¡jo! ¡Si es que lo que le ha hecho es imperdonable!», y el «¿Pero qué iba a hacer el pobre, si le tienen lavado el cerebro?», poco a poco va pasando a un acoso y derribo de lo más tóxico. 
Aquí voy a tratar varios puntos que son spoiler, los cuales corresponde al momento en el que más cabreada he estado con Miran en lo que llevo de novela. Si decides seguir leyendo será bajo tu responsabilidad 😉
  1. Si Reyyan decide casarse con su primo, o con quien a ella le dé su realísima gana, es una decisión suya y, como tal, merece ser respetada. Si la chica ha concluido que es mejor pasar del amor y buscar la comodidad y el bienestar familiar, allá ella. Nos podrá parecer bien o mal, pero es asunto suyo. Miran, respeta. 
  2. Me parece súper romántica la escena del enamorado que llega, a lomos de su caballo, como si aún estuviéramos en el siglo XIX, a llevarse a la novia el día de su boda con otro hombre. Un cliché, vale; pero es que a mí los clichés me molan un montón. Ahora, cuando la novia en cuestión no quiere irse con este jinete del que está enamorada, la escena pierde toda su magia. Se convierte en un secuestro en toda regla. Esto también deberías apuntarlo, Miran: si una mujer te dice no, es no. Punto. Ella sabrá sus cuentas. 
  3. Creo que cuando un persona está en peligro, tiene todo el derecho del mundo a saberlo. Eso de «te secuestré para salvarte...» pues mira, chico, no. Mejor me cuentas lo que está pasando y ya yo decido si me compensa irme contigo o busco un plan alternativo. A la fuerza nada. 
Y, todo esto, aderezado con un repertorio de estallidos de furia que, la verdad, no convierten al héroe de esta novela en candidato al premio a mejor novio/marido del año. A mí, personalmente, me daría miedo convivir con un hombre así. Se me retuerce el estómago cuando veo a Miran en este plan, y aquí tengo que resaltar el estupendo trabajo que hace el actor encargado de darle vida, porque de verdad que parece que se le ha ido la pinza. Son escenas muy complicadas y él las interpreta con mucha naturalidad. Por otro lado, no estoy diciendo que el personaje esté mal desarrollado. Para nada, creo que lo han perfilado muy, muy bien. Verdaderamente es un chico que ha sido utilizado desde la infancia y eso lo ha llevado a ser devorado por la carga que Azize depositó sobre sus hombros, y el peso de las acciones que esta lo ha obligado a llevar a cabo. 
Miran está completamente desquiciado. No es su culpa, pero lo está. 
Esto me lleva a la cuestión que planteo en el título de la entrada: ¿es un buen héroe? Porque a la infeliz Reyyan le ha hecho cosas que otras protagonistas de novela han sufrido a manos de sus villanos. 
Si me fijo en los comentarios de la mayoría de las personas que ven la serie, parece que la respuesta es sí. Me llama mucho la atención que tanta gente defienda a Miran, mientras se quejan de lo difícil que se lo pone Reyyan al que es su marido. Lo entiendo, ¿eh? No sería la primera vez que soy yo la equivocada, la que ve las cosas de un modo en que no son. Perfectamente puedo estar malinterpretando. Pero lo que me hace difícil resignarme a ser la que no está viendo las cosas como son es que tanta consideración hacía Miran se justifica en el hecho de que el chico es muy guapo. Y lo es, ahí estoy completamente de acuerdo con la opinión general. A mí también me parece que Akin Akinözü es un hombre tremendamente atractivo (aun a pesar del horrible flequillito que lucía en los primeros capítulos), super masculino y muy... Pues eso, muy como me gustan a mí los hombres. Pero... ¿eso lo justifica todo? ¿Un buen físico vuelve perdonable lo imperdonable? 
Saco a colación al que es mi personaje favorito de la novela: Firat 🥰; el mejor amigo de Miran. El hijo de la criada de los Aslanbey, al que Azize ha criado como si fuera uno más de sus nietos (¿por qué será? ¡ah!🤐). Un tipo leal a la familia de la que se siente parte y que se esfuerza en hacer las cosas bien, con cabeza. Pero, curiosamente, ha terminado convertido en el chivo expiatorio del público, que no soporta que sea la voz de la razón, el Pepito Grillo del irascible héroe de esta historia. Porque Firat puede ser leal y estar más que dispuesto a arrimar el hombro (y sacar la pistola) cuando haga falta, pero eso no quiere decir que transija con todas las locuras que hace su amigo. Máxime, cuando estas implican poner en riesgo a otras personas a las que él también quiere. Y, ¡oh! ¡Eso es traición!


¡Pues claro, hombre! Ser completamente honesto con las personas que realmente aprecias, aunque eso implique decirles lo que no quieren escuchar, es ser una mala persona. Lo otro, no. Endulzar los oídos del personal, aun sabiendo que los estás alentando a que comentan un pifia enorme, es lo que hay que hacer. 😒
Me pregunto si, de haber escogido a un actor con un físico tan imponente como el de quien interpreta a Miran, las acciones de este personaje serían juzgadas de la misma manera. Me da en la nariz que el bueno de Firat, tan sensato y entregado a las personas que quiere, sería mucho más apreciado si, además, fuera un hombre guapo. 
Entonces, ¿qué debe tener el héroe de una novela para conseguir que empaticemos con él y nos pongamos de su parte? ¿Una personalidad carismática, justa, o una cara bonita y un abdominal marcado? 
Yo lo siento pero, aún sabiendo que soy minoría (pero una muy, muy minoritaria) me declaro Team Firat. A mí es que un buenazo me puede. Sobretodo si, además, tiene agallas. Me gusta tanto la personalidad de este personaje que, después del chorro de capítulos que llevo a la espalda, ya hasta le encuentro el punto a este hombre con un físico tan discretito; tan de andar por casa. Para mí, él es el verdadero héroe de la historia. El que más se ajusta al papel, de todos los personajes que habitan Hercai, por su desarrollo. Porque, para mí, sin duda, lo importante son los héroes que suman. Que no se convierten en un obstáculo constante que la protagonista debe salvar. Que no la empequeñezen, sino que, por el contrario, les faciliten el camino para que puedan llegar a ser la mejor versión de ellas mismas. 
Este es el tipo de persona que quiero en mi vida y, por lo mismo, la clase de héroe que espero encontrar en una historia. 

P.D.: Ahora verás como, en un puñado de capítulos, el tal Firat se convierte en un sieso solo para tirarme por tierra la defensa pública que le he hecho. Lo estoy viendo venir. 😨 Y no creo que mi corazón pueda soportar el desengaño. 😋

3 comentarios:

  1. Hola Adriana.
    Dejé de ver esta novela y me quedé descansando, chiquilla. Miran no es mi tipo y tampoco me gusta su físico, soy bastante rarita jaja. Vale que al principio tiene gestos románticos, que su conflicto interno me mantuvo en tensión, hasta logró darme cierta pena porque me pareció una víctima más, pero no disculpo todo lo que le hizo a ella vamos, y luego el trasfondo prepotente o machista no me gustó nada. Pero viniendo de ese entorno te lo puedes esperar.
    A nadie le amarga un dulce, la verdad sea dicha, pero con los años he aprendido a saber valorar la belleza interior. Prefiero que un protagonista me gane con su buen corazón que por su cara bonita.
    Saluditos ;)

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    1. ¡Hola, Cristina!
      Estoy completamente de acuerdo contigo.
      También entiendo que hay que ponerse en el contexto y el ambiente en el que transcurre la historia, pero, aún así... hay cosas imperdonables. Miran ha hecho muchas de ellas.
      Yo he dejado la serie varias veces, pero cuando no encuentro otra cosa que ver termino volviendo a ella. Que la historia y los personajes me sean familiares juega a su favor, a pesar de que no consigo empatizar con el prota y más de una vez he deseado que el final sea que Reyyan termine mandándolo a paseo. Sé que no pasará, pero imaginarlo me ayuda a sobrellevar el cabreo.😡 😛
      ¡Muchísimas gracias por pasarte por el blog y dejar tu opinión! 😘😘

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  2. No he visto esta serie, pero después de leer tu entrada no creo que la llegue a ver alguna vez. Este tipo de series me gustan, de hecho he visto tres hasta ahora... Aunque creo que eran más en plan comedia romántica. Pero por lo que cuentas sobre el protagonista me echa para atrás. No me gusta ese comportamiento y tienes razón cuando dices que quieres héroes que sumen. ¡Opino exactamente igual!

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