Me miras y me derrito,
y toda yo me hago agua.
Al contacto de tus ojos
se humedecen mis entrañas.
Y vuelan los míos a los tuyos,
altivo portal que recibe mis ganas
con una sonrisa torva,
impertinente y pagada.
Me miras y tus pupilas
prenden fuego con mis ganas.
Las que siento por ti, por tenerte
solo un rato entre mis mantas.
Y tiemblo impotente,
consciente de lo que pasa:
no me has tocado y te siento.
¿Qué sentiré cuándo lo hagas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario