martes, 6 de noviembre de 2018

La Rom-Com: historia de un cadáver putrefacto

Con la resaca de Halloween (que poquito me gusta esta festividad😒) todavía coleando por los ánimos de mucho y muchas qué mejor que dedicar la entrada a un muerto viviente. Uno que lleva tiempo descomponiéndose delante de nuestros ojos en las pantallas de los cines de medio mundo. Un género cinematográfico al que quizás le haya llegado su hora, pero al que los directores y productores no permiten descansar en paz. Estoy hablando de la maltratada, vilipendiada y tantas veces asesinada a sangre fría Rom-Com. O comedia romántica, para que nos entendamos todos.
Mis primeros contactos con este tipo de cine, que durante años ha sido mi favorito, se retrotraen a cuando todavía llevaba trenzas y me inflaba a chocolate y porquerías sin que ni la línea ni el colesterol me importasen lo más mínimo. Eran tiempos felices. Por esa época a Julia Roberts la llamaban La novia de América, Hugh Grant era el tímido galán con encanto patoso que al final se quedaba con la chica y Meg Ryan y Tom Hanks una pareja de pleno derecho. Corrían los noventa y la bonanza económica y social mantenía el mundo en una agradable burbuja de ingenuidad y esperanza en el futuro. Sí, sí; lo reconozco, tengo tendencia a mitificar esta década. Pero todos somos condescendientes con nuestra niñez, ¿no?
Lo que no tiene nada que ver con nostalgias ni añoranzas es el esplendor que vivió la Comedia Romántica al final del siglo XX. Se hacían muchísimas, teníamos actores y actrices consagrados o encasillados en el género y la mayoría de los títulos que se colgaban en los cines eran éxitos de taquilla. Pero cambiamos la centuria y... algo se torció. Algo que vino a empañar el brillo de este género. No fue un proceso instantáneo, en los primeros años del nuevo siglo llegaron títulos míticos como la maravillosa Love Actually; pero sí imparable. Poco a poco, la Rom-Com empezó a desaparecer de las carteleras.  Me di cuenta de ello a medida que mis salidas al cine iban mermando.
Las Comedias Románticas de los ochenta, noventa y principios del siglo XXI eran historias ligeras que reinventaban una y otra vez el clásico chico conoce a chica. Aderezándolo con una maravillosa banda sonora repleta de éxitos poperos que aportaban a cada escena la dosis de magia necesaria para terminar de arrastrarte dentro de la historia. Tramas no muy complicadas en las que el amor siempre triunfaba y el público salía de la sala de proyección con su esperado final feliz y un subidón de azúcar en vena. Estaban llenas de clichés y tampoco dejaban mucho espacio a la sorpresa y los giros de guión, de acuerdo. Pero precisamente por eso eran geniales, porque no necesitaban de grandes recursos para entretener y emocionar. Eran perfectas en su esperada sencillez.
Pero, como ya digo, desgraciadamente esto es cosa del pasado. En la actualidad las caras famosas del género o se han retirado o emigrado a registros más maduros (una redirección en sus carreras que me parece perfectamente comprensible, un actor no puede pasarse la vida haciendo de jovenzuelo enamorado) y no parece que haya una generación que quiera o pueda cogerles el relevo. Hoy en día, la Rom-Com de antaño es casi un género descatalogado. Se hacen algunas películas, muy pocas, que pretenden ser comedias románticas. Pero, honestamente, salvando honrosas excepciones, la gran mayoría de ellas presentan historias burdas que se amparan en un humor facilón, escatológico y sexual para atraer el interés del espectador. Son, en definitiva, un mal remedo de aquello que intentan perpetuar. Presentando, además, una imagen de la mujer supuestamente feminista y moderna encarnada por un modelo francamente cuestionable. Uno que reúne los peores vicios del ser humano elevados a la máxima potencia: aficionada a pillarse borracheras que no la dejan recordar qué hizo la noche anterior, incapaz de elegir a sus compañeros de cama basándose en algo más que los caprichos de su entrepierna...
Y así, de esta lamentable guisa, la comedia romántica ha ido a parar a ese sepulcro en el que, para acabar de rematarla, no la dejan descansar en paz.

¿Sabes a quién está emulando este zombi?
Si reconoces la escena es que eres de los míos 😊
Pero no puedo despedir el post así, dejando a nuestra protagonista a merced de tan terrible destino. Así que, como soy fan de los finales felices que la desdichada Rom-Com ha pregonado siempre, quiero señalar que quizás exista el karma y aún haya una oportunidad para ella. Y es que, últimamente, parece estar viviendo un renacimiento, modesto pero bien encaminado, de manos de plataformas como Netfix. El gigante del entretenimiento online a producido y estrenado con éxito mas de un programa que retoma la esencia de la Comedia Romántica, insuflándole una nueva dosis de vida y, lo que le hace mucha más falta, de dignidad. 

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