Ya es primavera, pero aún parece invierno. La Península Ibérica lleva un mes sumida en una concatenación de temporales. Primero fue María, después Félix y ahora... Bueno, ya ni sé cómo llaman al actual responsable de repartir lluvia, nieve y viento por los confines del país. A estas alturas, las presentaciones salen sobrando. La cuestión es que todo el mundo está desesperado y no hay nadie que, en estos últimos días, no haya clamado al cielo pidiendo una tregua.
Miento, sí que lo hay: yo 😄. Y no, no es que me guste dar la nota y llevar la contra. O igual sí, pero esa no es la cuestión. Lo que pasa es que soy una gran fan de la lluvia. No de la nieve, por más bonita que quede en las fotos y las pelis. Será porque soy de tierra caliente y las veces que he estado expuesta a ella la he sufrido más de lo que la he disfrutado, pero no termino de pillarle el punto. Los cielos encapotados y las lluvias torrenciales son harina de otro costal.
Este tiempo me pone romántica (más de lo habitual), me incita a coger el cuaderno y escribir (que es otra cosa que hago a diario, pero con un ánimo más... ¿dulzón? que el habitual). También me da unas ganas de comer chocolate bárbaras, pero eso es problema de mi guardarropa (de él, que no mío; que conste 😎).
La lluvia es mi ambientación perfecta, escenario recurrente del romance. De los inventados por mí, al menos. Hace tiempo que tomé consciencia de que en mis historias llueve mucho. Pueden ser lluvias tropicales, tormentas de verano o los clásicos chaparrones de otoño e invierno. Lo mismo da, lo que cuenta es que el cielo se derrame sobre la tierra. Y, cuando eso ocurre, ¿que mejor que aprovechar para poner a los personajes a besarse como si no hubiese un mañana?
Los besos bajo la lluvia, tópico típico del género romántico, son de esas cosas que todos hemos querido emular alguna vez. Pues bien, a olvidarse de intentarlo, porque ahora resulta que estudios científicos han llegado a la conclusión de que pueden ser altamente peligrosos para la salud. Sí, lo sé, no hacía falta estudiar para eso. Ya nuestras abuelas nos prevenían que no es bueno andar bajo la lluvia. Se constipa uno y se le caen los mocos, lo que mata el romanticismo de cuajo. Pero es que, además de lo que ya sabemos, resulta que la lluvia genera en el ambiente una mayor concentración de las partículas contaminantes que flotan en el aire. Y eso, para un alérgico, puede ser muy peligroso, pues podría llegar a provocarle una reacción asmática severa y otros problemas de carácter respiratorio.
No sé si lo he explicado bien, lo que seguro que ha quedado claro es que soy de letras. Pero, resumiendo, si tenías pensado aprovechar el mal tiempo para vivir tu momento de novela con tu pareja, precaución. Recuerda que no estás dentro de una historia de ficción y, por ello, más vale asegurarse el final feliz que dejarlo en manos del voluble destino.
La lluvia es mi ambientación perfecta, escenario recurrente del romance. De los inventados por mí, al menos. Hace tiempo que tomé consciencia de que en mis historias llueve mucho. Pueden ser lluvias tropicales, tormentas de verano o los clásicos chaparrones de otoño e invierno. Lo mismo da, lo que cuenta es que el cielo se derrame sobre la tierra. Y, cuando eso ocurre, ¿que mejor que aprovechar para poner a los personajes a besarse como si no hubiese un mañana?
Los besos bajo la lluvia, tópico típico del género romántico, son de esas cosas que todos hemos querido emular alguna vez. Pues bien, a olvidarse de intentarlo, porque ahora resulta que estudios científicos han llegado a la conclusión de que pueden ser altamente peligrosos para la salud. Sí, lo sé, no hacía falta estudiar para eso. Ya nuestras abuelas nos prevenían que no es bueno andar bajo la lluvia. Se constipa uno y se le caen los mocos, lo que mata el romanticismo de cuajo. Pero es que, además de lo que ya sabemos, resulta que la lluvia genera en el ambiente una mayor concentración de las partículas contaminantes que flotan en el aire. Y eso, para un alérgico, puede ser muy peligroso, pues podría llegar a provocarle una reacción asmática severa y otros problemas de carácter respiratorio.
No sé si lo he explicado bien, lo que seguro que ha quedado claro es que soy de letras. Pero, resumiendo, si tenías pensado aprovechar el mal tiempo para vivir tu momento de novela con tu pareja, precaución. Recuerda que no estás dentro de una historia de ficción y, por ello, más vale asegurarse el final feliz que dejarlo en manos del voluble destino.