lunes, 17 de mayo de 2021

Inspiración ♥ (o mi eterna obsesion con Romeo y Julieta)

Sí, ya sé que llevo meses desaparecida. Concretamente dos, porque creo que mi última (ahora penúltima) entrada es de mediados de marzo. Cuando aún hacía frío y podía una acurrucarse bajo la mantita para leer y ver series. ¡Ay, invierno! Aún no llega el verano y ya te estoy echando de menos 😔.
Pero bueno, afrontemos la estación. Más que nada porque no hay otra; no es como si se pudieran saltar meses a capricho. Tenemos que vivirlos todos y, oye, eso tampoco es malo sino todo lo contrario.
En fin, vamos al lío; que sigo con mi manía de enrollarme como una persiana. 
Este tiempo en el que he estado sin dar señales de vida no ha sido para nada improductivo. De hecho, el caso es justo el opuesto; he estado trabajando a destajo, escribiendo y disfrutando muchísimo con ello. ¡Y he acabado una novela!
¡Aplausos, por favor! Y vamos a lanzar serpentina también, que me hace ilusión 😋.
La concluí hace una semana, y ahora estoy con un nuevo proyecto que me hace muchísima ilusión. Uno que, si consigo llevarlo a puerto, sé que se convertirá en una de esas historias especiales para mí como autora. Estoy convencida porque tiene una influencia super importante para esta romántica tonta que te escribe.
La magia de las novelas, de las películas... de las historias, en general, reside en que aquellas que nos gustan muchísimo nos hacen suyos; se quedan en el alma y ya jamás nos abandonan. Nunca nos cansaremos de ellas. Una de mis inolvidables es (aquí viene la sorpresa, porque no lo he dicho nunca; ¡qué va! 🙄) Romeo y Julieta. Y, bueno, los archiconocidos amantes de Verona son la influencia directa del par que me están contando su historia en este momento para que la ponga en el papel. Aunque a ellos les aguarda un final infinitamente más feliz que a sus referentes, de eso me ocupo yo. Que soy dramática, pero no trágica.
La inspiración me ha llegado de improviso, aunque supongo que era de esperarse. Llevo meses obsesionada (o retomando mi obsesión, mejor dicho) con la que es mi adaptación favorita del clásico de Shakespeare. Un musical francés de 2001 que se titula Romeo et Juliette: de la haine a l'amour. 
Me encanta. ¡LO-A-MO! Ha sido así desde hace años, cuando lo descubrí siendo una adolescente. No sé por qué desde principios de este 2021 me he vuelto a sumergir en él con la intensidad de aquellos tiempos mozos míos. Será porque se cumple el veinte aniversario del show y está de celebración. Ahí donde lo ves, esto en el país galo fue un fenómeno que estuvo a la altura de los UPA Dance aquí 🤣. No es exageración ni broma, estoy diciendo una realidad. 
Y como es parte de mi vida, mención especial en mi particular imaginario romántico, me apetece mucho sumarme a los festejos. Así que pongo mi particular granito de arena y esta entrada va dedicada a mis Romeo y Julieta que cantan en francés. Y a todos esos detalles por los que los prefiero a ellos sobre los demás.
Lo pongo en plan lista, que queda menos emotivo pero mucho más claro: 

Cécilia Cara y Damien Sargue como Romeo y Julieta
en el musical Romeo et Juliette: de la haine a l'amor.
No pueden ser más guapos, ni más intensos.

 
Es un musical
Esto ya es un buen punto para ganarse mi corazón. ¿No crees que los números musicales agregan un extra de magia a las historias? Por favor, no me vengas con que eres una de esas personas (extrañas y grises) que no entienden que los personajes estén hablando y, de buenas a primeras, se pongan a cantar y bailar. Ni que todos alrededor dejen de hacer lo que estaban haciendo para seguirles el rollo con la coreografía y los coros. A ver, que lo respeto, eh; convivo con alguien que es así. Pero... si no te gusta el musical... ¡No sabes lo que te pierdes! 
La música es el mejor canal de comunicación emocional que existe. Cuando acompaña a la palabra, esta se abre paso para llegar al corazón más rápido y se clava más profundo. La alegría, la tristeza, el amor... Todas las emociones vibran con más intensidad al amparo de unos buenos acordes.

La puesta en escena es súper visual
Otro detalle que también me encanta es el uso del color para diferenciar a los Capuleto (rojo) de los Montesco (azul). De este modo, el publico sabe en todo momento quién es quien sobre la escena; quienes pertenecen a un clan y quienes al otro. Esto es fácil de identificar con los personajes relevantes, pero al hablar de los figurantes estaríamos perdidos de no ser por este distintivo. Teniendo en cuenta que ambas familias pasan toda la obra peleando, un recurso aparentemente tan simple es de gran ayuda. Por no hablar de que sirve como elemento divisor, separando aún más a las casas de nuestros trágicos amantes. 
Por otro lado, la muerte aparece personificada. No habla, por supuesto, incluso podríamos decir que no interactúa con los personajes. Pero los asedia, está presente en todo momento y conecta al espectador con el mensaje que Shakespeare quiere transmitir en esta historia. Yo soy de las románticas, pero sé que el poeta inglés se enfadaría conmigo si supiera la interpretación que me gusta hacer de este trabajo suyo en concreto.

La reinterpretación del personaje de Romeo
Mi adaptación favorita esta protagonizada por el que es, también, el Romeo que más me gusta de todos. Y no lo digo solo porque Damien Sargue sea uno de los chicos más guapos que he visto en toda mi vida, que lo es (lo siento muchísimo DiCaprio, pero el título del más guapo de Verona te lo han quitado). Lo que pasa es que aquí el personaje presenta un matiz más heroico que el que encontramos en el texto original. Para empezar, no existe ninguna Rosalina, por lo que él no aparece como el chico voluble que cambia sus sentimientos (que juraba que eran sinceros, pero a la vista está que tenían menos profundidad que un charco) en el mismo segundo en que conoce a Julieta. 
Hago un inciso para darte un consejo: jamás te fíes de alguien que varía sus sentimientos con tanta facilidad. ¡Nunca!
El Romeo de Shakespeare es un jovenzuelo inmaduro, enamoradizo y muy Dramaking. En este musical, aunque se sigue presentando a un muchacho muy joven (Damien tenía solo 17 años cuando interpretó el papel por primera vez, aunque no lo parezca; ¡madre de Dios, cómo estaba el niño!) es alguien mucho más centrado. Es consciente del mundo que le rodea y de las consecuencias que podría llegar enfrentar por su modo de vida. 

Teobaldo enamorado de Julieta
Y esto no es un punto, ¡es un señor puntazo!
Que me disculpe don William, que no son ganas de enmendarle la plana ni mucho menos. Shakespeare es The King; así, sin más. Aún así, que no se le ocurriese llevar una trama en la que Teobaldo estuviera enamorado de su prima Julieta... ¡Eso es un fallo que se solucionó gracias a este musical!
Hala, ya está; ya lo he dicho. Que me lapiden los puristas, pero este cambio respecto al original me parece genial y, de hecho, muchas pelis posteriores han seguido esta línea al versionar la obra. Por ejemplo, la adaptación de 2013 protagonizada por Hailee Steinfeld y Douglas Booth. O la miniserie que hizo Telecinco hace unos años, con Martiño Rivas y Alessandra Mastronardi como los jóvenes (sí, jovencísimos; pero no adolescentes, que es lo reclaman ambos papeles 😒) amantes.
La verdad es que a mí este Teobaldo me gusta muchísimo, quizás porque también se nos permite conocerlo más en profundidad de lo que usualmente nos dejan hacerlo. Tiene dos solos, dos canciones, en las que habla de su vida, de cómo se siente, y la verdad es que da bastante pena y resulta imposible no empatizar con él. 
Me encanta este Teobaldo, ¡y no me he dado cuenta hasta que me he puesto a escribir esta entrada😱! 

Toda Verona está al tanto del amor de Romeo y Julieta:
Algo de este musical que me resulta muy curioso es que, aquí, parece que desde el principio todo el mundo está al tanto de que Romeo y Julieta se gustan y hay algo entre ellos. Los rumores corren por las calles y, obviamente, eso no gusta ni a los Capuleto ni a los Montesco. De este modo se produce un choque, no ya entre clanes sino de los propios protagonistas con su gente. A Julieta no la vemos en esta situación, pero Romeo si aparece en escena siendo cuestionados por los suyos. Incluso Mercucio y su primo Benvolio, sus amigos del alma, lo increpan y lo intentan forzar a olvidar sus sentimientos. 
De este modo se refuerza el concepto del amor prohibido y este se convierte en detonante del duelo entre Teobaldo y Mercucio que origina la tragedia, añadiendo una dimensión más emocional y humana al enfrentamiento. 

La despedida de Julieta
El final del musical es el que todos conocemos, el mismo que en la obra de teatro. No te hagas ilusiones, esto no es Disney. Aquí Romeo, por muy maduro que sea, sigue con su vena Dramaking y se lanza de cabeza al suicidio. También es rápido en la ejecución, el jodio, y no se espera para tomarse el veneno el tiempo suficiente hasta ver despertar a su amada. 
Por favor, ¡con la fácil que habría sido evitar la tragedia! Es que, cada vez que lo pienso, me pongo malísima. 
Anda, hijo de mi vida, que ya te podías haber quedado contemplándola un ratito más que para eso te parecía guapísima. ¡No veas el disgusto que nos habrías ahorrado!
Nos volvemos a quedar sin huida de los enamorados a lomos de un caballo blanco bajo los primeros rayos del amanecer (siempre los imagino así, en mi mente la historia termina de este modo 💖). Pero, a cambio, tenemos un solo de Julieta que nos hace llorar con más amargura (ya te digo que, a mí, cualquier palabra cantada me llega el doble; así que te puedes imaginar que clase de fuente soy en este momento). La canción tiene unos versos muy bellos, muy sentidos y también muy heavies. En un par de momentos Julieta se dirige al público, a nosotros, y nos dice que no sintamos pena por ella; es ella quien la siente al mirarnos, pues ve a gente que no sabe de amor. 
¡Bueno! Me voy a echar a llorar recordándolo. ¡Soy una ñoña!

Puedo seguir dando motivos, soy muy capaz de extender la lista hasta el infinito y más allá. Pero, al final, todos ellos se unifican en una idea: este musical es muy especial para mí, tiene un gran valor sentimental. Durante una época de mi vida estuve completamente obsesionada con él y, repito, vuelvo a las andadas. Damien Sargue y Cécilia Cara siempre me han regalado buenas dosis de inspiración a la hora de entrar en el mood adecuado para escribir escenas románticas. Ahora, con más motivos. 
El musical, como he dicho, fue un exitazo y ha tenido réplicas en medio mundo. Una que también fue muy buena (de hecho supera al francés en muchos aspectos, aunque mi amor incondicional lo mantenga en la cúspide del olimpo de mis preferencias) es el italiano. Si ya es un plus de magia oír a Romeo y Julieta en su idioma, la puesta en escena es maravillosa y el elenco fabuloso. Soy super fan del príncipe Escalo, Mercucio y Teobaldo (¡actorazos!, dan un matiz muy personal a sus personajes y los llevan al límite de un modo que ralla la locura); les roban el show a Romeo y Julieta por completo. Aunque estos también hacen una pareja muy cuqui y bastante más apasionada que sus homólogos franceses. ¡Menudos agarrones se dan en pleno escenario, Jesús bendito! Y qué besos 💞.




Damien y Cécilia eran mucho más modositos, que aún no habían cumplido la mayoría de edad y los responsables del espectáculo no querían problemas. Pero me encanta la pasión que derrochan estos dos.  
Bueno, pues creo que ha quedado claro que me maravilla este espectáculo, ¿no? Así que, si tienes ocasión de verlo... ¡Pues lo ves, leches! No te lo puedes perder. 
Yo hago un llamamiento, a ver hay algún productor que lo traiga a la escena española. Porque sí, el musical se ha representado en medio mundo; pero aquí, en España, no. ¡Ya es mala suerte 😔!