Llovía, y lo usé de excusa
para poner mi orgullo a salvo.
Aparté el paraguas, lo olvidé,
dejando que mi corazón
se llenara de charcos.
Ridículo ardid de excelente resultado.
Nadie notó la verdad,
no hallé duda en los rostros
que me salieron al paso.
Tú dijiste adiós y el alma
se me deshizo en llanto.
Pero la tarde se pintó de gris
Bonito poema. Voy a hurgar más por aquí.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegra que te haya gustado.
Siéntete libre de curiosear todo lo que quieras. Estás en tu casa;-)